El Papa Francisco visitó a la "Ciudad de la Amistad" de Akamasoa en donde se reunió con más de 8.000 niños y fue acompañado por el misionero argentino Pedro Pablo Opeka a quien le agradeció la labor que realizan a favor de alrededor 25.000 personas.
Akamasoa, significa "buenos amigos" en español, y se trata de una obra humanitaria fundada por el misionero argentino Pedro Pablo Opeka, quien vive en Madagascar desde 1970. El Santo Padre llegó en papamóvil hasta el auditorio Manantenasoa de Akamasoa y fue recibido por el sacerdote de la Congregación de la Misión a quien conoció durante la universidad de teología.
"Queridos jóvenes de Akamasoa, a ustedes quisiera dirigirles un mensaje especial: no bajen nunca los brazos ante los efectos nefastos de la pobreza, ni jamás sucumban a las tentaciones del camino fácil o del encerrarse en ustedes mismo", animó el Papa.