El director del Instituto de Estudios Guadalupanos explicó que el error del supuesto origen náhuatl de Guadalupe surge recién en 1675, más de un siglo después de las apariciones de la Virgen en el Tepeyac.
“Luis Becerra Tanco, en 1675, mete este equivoco”, indicó, y lo sustentó en que en náhuatl no existe el sonido “d” ni la “g”.
“De ahí se origina todo este asunto de un nombre indígena”, dijo.
Si bien es cierto que estos sonidos no existen en náhuatl, explicó, tanto Juan Bernardino como Juan Diego “ya habían sido bautizados desde 1524, así que en sus propios nombres de pila ya tienen la ‘d’. Y la Virgen de Guadalupe nunca dijo soy ‘gelupe’, dijo Guadalupe, Y ese sonido sí lo tienen los indígenas: Teotihuacán, huacal, aguacate”.