Con el tiempo y el uso, los objetos religiosos que fueron bendecidos pueden romperse o desgastarse. Te contamos qué hacer cuando esto sucede, para deshacerte de ellos con el debido respeto.
El Código de Derecho Canónico, en el numeral 1171, determina que “se han de tratar con reverencia las cosas sagradas destinadas al culto mediante dedicación o bendición y no deben emplearse para un uso profano o impropio, aunque pertenezcan a particulares”.
Si no pudieran ser reparados, la tradición señala que los objetos deben ser quemados o enterrados. En el caso de ser quemado, las cenizas también deben enterrarse.