Cardenal Pell: El “sueño” del Sínodo de la Sinodalidad se convirtió en “pesadilla tóxica”

Cardenal Pell: El “sueño” del Sínodo de la Sinodalidad se convirtió en “pesadilla tóxica”
Cardenal George Pell +. Crédito: Daniel Ibáñez / ACI Prensa

Poco antes de fallecer, el Cardenal australiano George Pell escribió un artículo en el que advirtió sobre la "pesadilla tóxica" del Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad.

El Cardenal Pell, que fue Prefecto de la Secretaría de Economía del Vaticano y Arzobispo de Sydney en Australia, falleció el 10 de enero en Roma, luego de una cirugía de cadera.

"El Sínodo de los Obispos Católicos está ahora ocupado construyendo lo que ellos consideran el 'sueño de Dios' de la sinodalidad. Lamentablemente, este sueño divino se ha convertido en una pesadilla tóxica pese a las buenas intenciones de los obispos", escribió el Cardenal en un artículo publicado este 11 de enero por The Spectator.

El Purpurado austaliano explicó que después de la primera fase de "escucha y discernimiento", muchos aportes se enviaron al Vaticano y el documento de trabajo para la fase continental "es uno de los textos más incoherentes jamás publicados desde Roma".

Tras la conclusión de la primera etapa del Sínodo, ahora se pasa a la segunda, la continental, que se realiza de enero a marzo de 2023.

Los trabajos se hacen con el texto titulado "Ensancha el espacio de tu tienda", que se presentó en octubre de 2022 en el Vaticano, en vistas a la tercera fase que se hará en dos etapas: en octubre de 2023 y en octubre de 2024, ambas en Roma.

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Para el Cardenal Pell, el texto hace referencia a "un lugar en el que la gente es escuchada, no juzgada ni excluida".

"Hasta ahora, el camino sinodal ha descuidado, incluso degradado, lo Trascendente. Ha encubierto la centralidad de Cristo con llamamientos al Espíritu Santo y ha fomentado el resentimiento, especialmente entre los participantes", lamentó el ex Arzobispo de Sydney.

Tras recordar que "los documentos de trabajo no forman parte del magisterio. Son una base para la discusión; para ser juzgados por todo el pueblo de Dios y especialmente por los obispos con el Papa y bajo él", el Cardenal resaltó que este texto "necesita cambios radicales. Los obispos deben darse cuenta de que hay trabajo que hacer, en nombre de Dios, más temprano que tarde".

Los graves errores del documento de trabajo

El Cardenal lamentó que "el documento no insta ni siquiera a los participantes católicos a hacer discípulos de todas las naciones (Mt 28,16-20), mucho menos a predicar al Salvador a tiempo y a destiempo (2Tim 4,2)".

"Debido a las diferencias de opinión sobre el aborto, la anticoncepción, la ordenación de mujeres al sacerdocio y la actividad homosexual, algunos han creído que no se pueden establecer o proponer posiciones definitivas sobre estos temas. Esto también se aplica a la poligamia, al divorcio y al nuevo matrimonio", refirió el Purpurado.

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Sin embargo, dijo, "el documento es claro sobre el problema especial de la posición inferior de la mujer y los peligros del clericalismo, aunque se reconoce la contribución positiva de muchos sacerdotes".

"¿Qué se puede hacer con este popurrí, esta efusión de buena voluntad de la Nueva Era?", cuestionó el Cardenal.

"No es un resumen de la fe católica o la enseñanza del Nuevo Testamento. Es incompleto, hostil en formas significativas a la tradición apostólica y en ninguna parte reconoce al Nuevo Testamento como la Palabra de Dios, normativa para toda enseñanza sobre la fe y la moral", alertó.

La polémica del relator general del Sínodo

El Cardenal Pell recordó asimismo que "el relator (escritor principal y administrador), el Cardenal Jean-Claude Hollerich ha rechazado públicamente las enseñanzas básicas de la Iglesia sobre la sexualidad, con el argumento de que contradicen la ciencia moderna".

"En tiempos normales esto hubiera significado que su continuación como relator fuera inapropiada, incluso imposible", subrayó el Purpurado.

El Cardenal Pell indicó luego que "los Sínodos tienen que elegir si son servidores y defensores de la tradición apostólica sobre la fe y la moral, o si su discernimiento los obliga a afirmar su soberanía por encima de la enseñanza católica".

"Deben decidir si las enseñanzas básicas sobre realidades como el sacerdocio y la moralidad pueden dejarse en un limbo pluralista donde algunos optan por redefinir los pecados y la mayoría acepta diferir respetuosamente", destacó.

El papel central de los obispos en el Sínodo

Tras recordar que los obispos son sucesores de los Apóstoles y garantes de la fe, el Cardenal Pell señaló que "hay signos de esperanza, de liderazgo efectivo y de cooperación, pero el documento opina que los modelos piramidales de autoridad deben ser destruidos y que la única autoridad genuina proviene del amor y el servicio".

Luego de subrayar que los protagonistas de los Sínodos son los obispos, el Purpurado australiano advirtió que omitir su papel de custodios de la fe y "transmitir únicamente los puntos de vista del comité organizador al Santo Padre para que haga lo que decida es un abuso de la sinodalidad, una marginación de los obispos, que no está justificado por las Escrituras o la tradición".

"No es el debido proceso y es susceptible de manipulación", denunció.

Después de señalar que el actual proceso o camino sinodal "no tiene la adhesión" de los católicos que suelen ir a Misa, el Cardenal resaltó que "los exanglicanos entre nosotros tienen razón al identificar la confusión cada vez mayor: el ataque a la moral tradicional y la inserción en el diálogo de la jerga neomarxista sobre la exclusión, la alienación, la identidad, la marginación, los sin voz, los LGBTQ (n.d.r. lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y queer), así como el desplazamiento de nociones cristianas de perdón, pecado, sacrificio, curación, redención".

"¿Por qué el silencio sobre el más allá y la recompensa o el castigo, sobre las cuatro realidades últimas: la muerte y el juicio, el cielo y el infierno?", cuestionó el Cardenal Pell.

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