En opinión de Root, las dos razones principales para rechazar la creencia en la reencarnación son: que se opone a la forma en la que Cristo ofrece la salvación y porque va en contra de la naturaleza de la persona humana.
Root explicó que la reencarnación "contradice la imagen de la salvación que tenemos en el Nuevo Testamento, donde nuestra participación en la resurrección de Cristo es efectivamente de lo que se trata la salvación" y "nos da una imagen muy distinta de lo que es ser humano: un ente incorpóreo que no está relacionado a ningún tiempo específico".
"El cristianismo toma muy en serio que somos seres con un cuerpo y, cualquier noción de reencarnación considera que el ser solo tiene una especie de conexión accidental con cualquier cuerpo específico, porque desde esa perspectiva uno pasa de un cuerpo a otro y a otro y a otro; y ese no tener un cuerpo específico termina en la idea de que uno no sabe quién es", destacó Root.
El documento vaticano sobre la Nueva Era titulado "Jesucristo portador del agua de la vida", señala que "la unidad cósmica y la reencarnación son irreconciliables con la creencia cristiana de que la persona humana es un ser único, que vive una sola vida de la que es plenamente responsable: este modo de entender la persona pone en cuestión tanto la responsabilidad personal como la libertad".