La lucha contra el mal "no da tranquilidad, sino paz" y es necesaria para "cambiar de vida, cambiar de camino". Es por tanto "una llamada a la conversión".
En la homilía que pronunció en la capilla de la Casa Santa Marta, habló de "cambiar la forma de pensar, cambiar la manera de escuchar". "Tu corazón que era mundano, pagano, se transforma ahora en cristiano con la fuerza de Cristo: cambiar. Esta es la conversión". Y "cambiar en el modo de actuar: tus obras deben cambiar", invitó
La conversión "involucra todo, cuerpo y alma, todo". "Es un cambio, pero no es un cambio que se hace con maquillaje: es un cambio que hace el Espíritu Santo, dentro. Y yo lo debo hacer mío para que el Espíritu pueda actuar, y esto significa luchar".