El Arzobispo electo Ronald Hicks, quien encabezará la Arquidiócesis de Nueva York tras haber dirigido la Diócesis de Joliet, en Illinois, dijo el jueves en una conferencia de prensa que aceptaba el nombramiento del Santo Padre “con gran humildad” y “un corazón abierto”.
Hicks se dirigió a los medios en la Catedral de San Patricio junto al Cardenal y Arzobispo saliente Timothy Dolan, quien cumplió 75 años a comienzos de este año, la edad habitual a la que un prelado presenta su renuncia a la Santa Sede.
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El nuevo arzobispo reflexionó sobre su formación bajo líderes anteriores de la Iglesia en su ciudad natal de Chicago, incluidos el Cardenal Joseph Bernardin, el Cardenal Francis George y el actual Arzobispo de Chicago, el Cardenal Blase Cupich. “Por todos ellos, estoy profundamente agradecido”, afirmó.
Su primera “declaración controvertida”
En la conferencia de prensa, Hicks anunció en tono de broma lo que anticipaba sería su “primera declaración controvertida” al admitir su inquebrantable devoción por el equipo de béisbol de su ciudad natal, los Chicago Cubs, y su amor por la icónica pizza de masa gruesa de la Ciudad de los Vientos.
“Quiero que sepan que voy a seguir siendo un leal aficionado de los Cubs”, dijo. “Sin embargo, voy a empezar a apoyar a los equipos deportivos de Nueva York. Y ya amo su pizza. Me encanta, y mucho”.

El prelado admitió que echaría de menos a la Diócesis de Joliet, en la que ha servido durante los últimos cinco años. “Me he sentido feliz, agradecido y bendecido de ser su obispo”, dijo. “Juntos, hemos trabajado con cierto celo misionero para catequizar, evangelizar y poner nuestra fe en acción como discípulos que forman discípulos”.
Al describir la ciudad de Nueva York como “rica en energía, lenguas, culturas y personas”, señaló que estaba entusiasmado por conocer la ciudad, aunque reconoció que la arquidiócesis enfrenta “días complejos y desafiantes”, que incluyen cuestiones de vida, fe y “sanación”.
Hicks afirmó específicamente que estaba comprometido a conocer los esfuerzos de la arquidiócesis para compensar a los supervivientes de abusos sexuales. Actualmente, la arquidiócesis está buscando un acuerdo para las víctimas que se prevé supere los 300 millones de dólares.
“Como Iglesia, nunca podemos descansar en nuestros esfuerzos por prevenir el abuso, proteger a los niños y cuidar de los supervivientes”, señaló.
El prelado dijo que espera “trabajar de manera estrecha y colaborativa con los sacerdotes, los diáconos, los religiosos y los líderes laicos de la arquidiócesis”, así como trabajar con la “gran variedad y diversidad de líderes religiosos y cívicos” que pueblan la ciudad de Nueva York.
Al dirigirse a los fieles hispanohablantes de la arquidiócesis, el arzobispo designado habló en español sobre su ministerio en México y Centroamérica, incluidos cinco años en El Salvador.
Afirmando que tiene “un enorme cariño por la cultura latina y el pueblo hispano”, mencionó que tiene dos sobrinos colombianos, padrinos puertorriqueños, muchos amigos dominicanos y que tiene la intención de “caminar con todos ustedes, juntos, como hermanos y hermanas”.
Respondiendo a la especulación en los medios y en internet sobre quién es él como obispo, Hicks dijo: “Si quieren conocer el núcleo de quién soy y qué defiendo, deben saber esto: amo a Jesús con mi mente, corazón y alma, y me esfuerzo por amar a mi prójimo como a mí mismo”.
“Mi deseo es ser obediente al Espíritu Santo y hacer la voluntad de Dios, sirviendo con corazón de pastor”, subrayó.
Actualizado a las 12:49 p.m. (GMT-5).
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.



