Los obispos católicos de Asia culminaron el viernes su encuentro en Hong Kong con un llamado a asumir la inteligencia artificial (IA) como una “nueva frontera pastoral que exige sabiduría, vigilancia y esperanza”.

El encuentro se llevó a cabo del 10 al 12 de diciembre con la presencia de más de 30 obispos, sacerdotes, agentes pastorales y expertos en comunicación. El evento fue organizado por la Oficina de Comunicaciones Sociales de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia.

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De acuerdo con Radio Veritas Asia, la reunión culminó con una declaración en la que la Iglesia Católica en Asia reafirma “su misión inmutable” de “proclamar a Cristo, defender la dignidad humana y fomentar la auténtica comunión”.

“La inteligencia artificial, expresión de la creatividad humana, ofrece tanto promesas como peligros. La Iglesia no rechaza ni teme la IA, sino que busca abordarla con prudencia y una visión encarnacional arraigada en las relaciones humanas”, señala el documento.

En ese sentido, indica que, bien guiada, esta herramienta puede servir a la evangelización, potencializando la misión digital en la que los jóvenes son “colaboradores clave”.

Sin embargo, los participantes fueron conscientes de las preocupaciones y riesgos que también trae la inteligencia artificial, como las ilusiones de intimidad, los deepfakes, la debilitación de las relaciones humanas y de la oración, la distorsión de la doctrina católica, “la erosión de la verdad en el entorno digital”, entre otros.

“El Papa León XIV, en su discurso en la Cumbre de IA para el Bien de 2025, enfatizó que la IA no puede replicar el discernimiento moral ni las relaciones genuinas, y puede profundizar las desigualdades. En Asia, estos riesgos incluyen algoritmos discriminatorios y el debilitamiento del diálogo interreligioso auténtico”, señala la declaración.

En ese sentido, el documento recuerda que el ser humano está dotado de “profundidad espiritual, moral y relacional” y por tanto no puede ser reducido a algoritmos. “La Iglesia afirma la dignidad divina de cada persona, cuyo valor no puede ser captado por datos ni computación. La comunicación de Dios es encarnacional, arraigada en la presencia, el encuentro y la comunidad”, señala.

Por ello, anima a la Iglesia en Asia a “desarrollar herramientas católicas de IA basadas en las Escrituras, la enseñanza de la Iglesia y los contextos culturales asiáticos”, e integrar “la alfabetización en IA con la formación pastoral, ética y relacional en seminarios, diócesis, escuelas y familias.

También llama a asistir a las familias en “el aprendizaje intergeneracional combinando la competencia digital con la sabiduría vivida”, fomentar la participación de los jóvenes, así como “promover la evangelización digital con la supervisión humana y la responsabilidad pastoral”.

Asimismo, se anima a “participar en políticas públicas” y se invita a las conferencias episcopales “a estudiar la IA y elaborar directrices contextuales”.

La declaración concluye asegurando que “mediante la innovación responsable y la colaboración en toda la región, la IA puede convertirse en un medio que fortalezca la misión de la Iglesia y promueva el crecimiento humano y espiritual integral”.