El Papa León XIV subrayó este jueves el valor académico, cultural y eclesial de la arqueología, y llamó a promover la “diplomacia de la cultura” para superar fronteras y prejuicios.

Al recibir en audiencia a los miembros del Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana, el Pontífice destacó que sus fuentes literarias y monumentales constituyen parte esencial de “las raíces” de la sociedad y de las naciones europeas.

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“Participen, a través de sus estudios, en esa diplomacia de la cultura que el mundo tanto necesita en nuestros días”, exhortó el Pontífice al dirigirse a docentes, estudiantes y empleados de este centro.

Para introducir su reflexión, se hizo eco del Motu proprio I primitivi cemeteri (Los cementerios primitivos), publicado exactamente hace un siglo por Pío XI, en el que subrayaba la responsabilidad de la Iglesia en la protección de su patrimonio sacro.

Pío XI decidió entonces sumar al trabajo de la Pontificia Comisión de Arqueología Sacra y de la Pontificia Academia Romana de Arqueología un nuevo organismo: el Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana, creado para “orientar a los jóvenes dispuestos, de todos los países y naciones, hacia los estudios y las investigaciones científicas sobre los monumentos de la antigüedad cristiana”.

Un siglo después, afirmó León XIV, esta misión permanece plenamente vigente. 

La dignidad científica de la arqueología cristiana

El Papa aprovechó la ocasión para presentar a los presentes su nueva carta apostólica en la que subraya la importancia de la arqueología cristiana. Señaló que esta especialidad, centrada en los monumentos de los primeros siglos del cristianismo, posee un “estatuto epistemológico” propio, con “coordenadas cronológicas, históricas y temáticas” específicas.

El Papa aprovechó la ocasión para presentar a los presentes su nueva carta apostólica en la que subraya la importancia de la arqueología cristiana. Crédito: Vatican Media
El Papa aprovechó la ocasión para presentar a los presentes su nueva carta apostólica en la que subraya la importancia de la arqueología cristiana. Crédito: Vatican Media

Sin embargo, lamentó que en algunos ámbitos siga incluida sin distinción dentro de la arqueología medieval. 

“A este respecto, sugiero que se conviertan en sostenedores de la especificidad de su disciplina, en la que el adjetivo ‘cristiana’ no pretende ser expresión de una perspectiva confesional, sino calificativo de la propia disciplina con dignidad científica y profesional”, instó.

Un puente para el ecumenismo

León XIV insistió en el carácter ecuménico de la arqueología cristiana, aludiendo a su capacidad de recordar una época en la que la Iglesia permanecía unida. Su estudio, afirmó, es “un válido instrumento para el ecumenismo”, pues permite a las diversas tradiciones cristianas reconocer un patrimonio común.

Relató además que durante su reciente viaje apostólico a İznik —la antigua Nicea— (Turquía), en el que conmemoró los 1.700 años del primer Concilio ecuménico junto a representantes de otras Iglesias, pudo comprobar personalmente esta realidad: “La presencia de los restos de los antiguos edificios cristianos fue emocionante y motivadora para todos nosotros”.

El Pontífice celebró también que el Instituto haya dedicado una jornada de estudio al tema, en colaboración con el Dicasterio para la Evangelización.

La fuerza de la “diplomacia de la cultura”

Para el Papa, el estudio riguroso y la investigación histórica constituyen un modo privilegiado de tender puentes: “A través de la cultura, el alma humana traspasa las fronteras de las naciones y supera las barreras de los prejuicios para ponerse al servicio del bien común. Ustedes también pueden contribuir a tender puentes, favorecer encuentros y alimentar la concordia”.

Recordó asimismo que el Instituto se sitúa simbólicamente entre dos grandes temas jubilares: la paz, eje del Año Santo de 1925, y la esperanza, centro del Jubileo actual. “Y, de hecho, ustedes son portadores de paz y esperanza allí donde trabajan con sus excavaciones e investigaciones, de modo que, al reconocer su estandarte blanco y rojo con la imagen del Buen Pastor, se les abran las puertas no solo como portadores de conocimiento y ciencia, sino también como anunciadores de paz”.

El cristianismo, raíz de Europa

Finalmente, León XIV evocó las palabras de San Juan Pablo II sobre las raíces cristianas de Europa, recordando su afirmación de que el continente “necesita a Cristo y al Evangelio, porque aquí están las raíces de todos sus pueblos”.

“Entre las raíces de la sociedad y de las naciones europeas se encuentra sin duda el cristianismo, con sus fuentes literarias y monumentales; y el trabajo de los arqueólogos es una respuesta al llamamiento que acabo de evocar”, afirmó.