El P. Mario Pezzi, miembro del equipo internacional del Camino Neocatecumenal, afirmó que en esta realidad eclesial encontró “la respuesta del Señor”, durante la ceremonia de aceptación del doctorado honoris causa otorgado por la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM).
El presbítero italiano ha sido reconocido “en virtud de sus valores humanos, evangelizadores y de formación de catequistas en todo el mundo”.
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Durante el acto de apertura, la presidenta de la UCAM, María Dolores García, destacó al P. Pezzi como un “trabajador infatigable de la renovación promovida por el Concilio Vaticano II, y que ha dedicado su vida al anuncio del Evangelio, contribuyendo a que miles de hombres y mujeres tengan un encuentro personal con Cristo”.
En su discurso de aceptación del reconocimiento universitario, el presbítero hizo un recorrido por su trayectoria personal y vocacional, subrayando la confianza que depositaron en él los iniciadores del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello y Carmen Hernández.
“Doy gracias a Dios en este momento, no por mi persona, sino por ser testigo y espectador de una obra que me ha superado desde el inicio de mi vida y que encuentra en este acto un sello del Señor y de la Iglesia”, expresó al inicio de la lectura de su lección de investidura.
Formado por los Misioneros Combonianos, el P. Pezzi fue destinado a estudiar en la Pontificia Universidad Urbaniana, donde experimentó una crisis vocacional: “El espíritu del ’68 estaba entrando en las universidades pontificias. Mi crisis consistía en que no podía encontrar una forma de ministerio sacerdotal que fuera más cercano y comprensible a los fieles. Notaba el creciente divorcio entre la fe y la vida”.
Tras ser ordenado presbítero en marzo de 1969, pidió un año más de estudios para estar mejor preparado para desempeñar un destino pastoral. “En noviembre del mismo año conocí a Kiko y Carmen, y en el Camino Neocatecumenal encontré la respuesta del Señor a lo que tanto había buscado”, explicó.
Ese encuentro transformó su ministerio. Le fue concedido un “año sabático” que se prolongó hasta 1992, cuando dejó la congregación comboniana y se incardinó en la Diócesis de Roma como sacerdote itinerante.
Así, recaló en Sudán, Uganda, Costa de Marfil, Camerún, Zambia, Tanzania, Madagascar, Congo, República Centroafricana o Burundi, donde inició comunidades y seminarios. El P. Pezzi realizó su último viaje a África junto a Kiko Arguello en 2015.
Desde 1982, forma parte del Equipo Internacional del Camino Neocatecumenal, lo que fue ratificado en 2008 tras la aprobación definitiva de los estatutos por la Santa Sede.

Humanae vitae y paternidad responsable
La encíclica Humanae vitae de San Pablo VI suscitó en algunas comunidades neocatecumenales dificultades sobre la interpretación de la paternidad responsable y el uso de los métodos naturales.
“Se corría el riesgo de interpretar erróneamente estos métodos, y por lo tanto considerarlos como una forma de método anticonceptivo lícito para la Iglesia, una especie de ‘píldora católica’” —expuso—, motivo por el cual se le encargó en 1984 una catequesis para ofrecer “la recta interpretación ofrecida por el Papa san Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio”, de 1981.
Esta fue una de las más importantes catequesis de inicio de curso, que luego se fueron sucediendo con los años. Con ellas el P. Pezzi intentó “ayudar a los presbíteros, catequistas y hermanos del Camino a hacer frente a los crecientes desafíos a la Iglesia”.
En primer lugar, con “la urgencia de ayudar a las familias, padres y abuelos, a reflexionar sobre el significado esponsal de la sexualidad humana, a partir especialmente de la teología del cuerpo”.
Frente a desafíos como la revolución sexual, la pornografía o la ideología de género “la palabra de la Iglesia, a través del Magisterio de todos los pontífices, ha demostrado ser una guía segura”, subrayó el P. Pezzi.
El Camino Neocatecumenal y el Concilio Vaticano II
El homenajeado repasó cómo el Camino Neocatecumenal está entroncado en las constituciones apostólicas del Concilio Vaticano II Sacrosanctum Concilium, Dei Verbum y Lumen Gentium.
“Sin el Concilio Vaticano II y el apoyo de los Papas, el Camino Neocatecumenal no hubiera podido existir hasta hoy”, enfatizó.
"Espero que, con mi misión en la Iglesia, como presbítero de los Iniciadores del Camino, Kiko y Carmen, haya ayudado a alguien a encontrar el rostro misericordioso de Cristo. He vivido este camino de mi vida con la conciencia de que no ha sido obra mía, sino que la Gracia que viene de lo Alto ha guiado mi existencia de una manera misteriosa, oculta y maravillosa, como es la vida de todo cristiano”, concluyó.







