El Arzobispo de Armagh y Primado de Irlanda, Mons. Eamon Martin, explicó la misión de la educación católica desde la Pontificia Universidad de San Patricio en Maynooth (Irlanda).
Al recordar a la hermana Orla Tracey, religiosa irlandesa de Loreto que fundó una escuela confesional en Sudán del Sur, Mons. Martin afirmó que “en medio de la violencia y la división”, la labor de la educación católica es “ser un faro de esperanza que realza la dignidad de cada persona”.
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Recordó también que la “familia es la primera escuela de humanidad” y citó las recientes palabras del Papa León XIV durante el Jubileo de la Educación, donde destacó que la educación “constituye el tejido mismo de la evangelización” y que “nadie educa solo”.
Bajo esta premisa, el arzobispo irlandés remarcó que “una comunidad educativa confesional no es un ‘yo’, sino un ‘nosotros’: padres, docentes, alumnos, personal de apoyo, directivos, comunidad y autoridades, todos unidos en una misión común donde el Estado e Iglesia colaboran por el bien común”.
“La Iglesia no busca un monopolio, pero sí defiende el valor de la educación con identidad cristiana, y anima a los padres a participar para que su voz sea escuchada”, subrayó.
Así, Mons. Martin agradeció “profundamente” la labor de todos los implicados en la educación católica y recordó que se trata de “un privilegio que no todos en el mundo comparten”.
El Primado de Irlanda animó a los recién graduados a ser “estrellas brillantes en la constelación de la educación” y a trazar “nuevos mapas de esperanza”, como pidió el Santo Padre.
“La educación católica debe fomentar la vida interior, usar con juicio la tecnología y la inteligencia artificial —poniendo siempre a la persona por encima del algoritmo—, y educar para la paz, la no violencia y la reconciliación”, precisó.




