Obispos católicos de Estados Unidos han criticado las medidas tomadas por el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump para ampliar el acceso a la fecundación in vitro (FIV), un tratamiento de fertilidad contrario a la enseñanza de la Iglesia que de manera rutinaria descarta embriones humanos.

Trump anunció el 16 de octubre que el gobierno llegó a un acuerdo con una compañía farmacéutica para reducir el costo de algunos fármacos de FIV y que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) está trabajando para agilizar la revisión de un nuevo medicamento.

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La FIV es un tratamiento de fertilidad en el que los médicos fusionan espermatozoides y óvulos en un laboratorio para crear embriones humanos que se implantan en el vientre de la madre. Millones de embriones sobrantes que no se implantan han sido destruidos o utilizados en investigación científica. Algunos permanecen congelados indefinidamente.

“Rechazamos firmemente la promoción de procedimientos como la FIV que … congelan o destruyen a preciosos seres humanos y los tratan como propiedad”, dijeron tres obispos en una declaración conjunta difundida por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB).

“Toda vida humana, nacida y por nacer, es sagrada y amada por Dios”, continuaron. “Sin disminuir la dignidad de las personas nacidas por medio de la FIV, debemos reconocer que los niños tienen derecho a nacer de un acto natural y exclusivo de amor conyugal, y no de la intervención tecnológica de una empresa. Y una acción gubernamental nociva para ampliar el acceso a la FIV no debe tampoco empujar a la gente de fe a ser cómplice de sus males”.

Los obispos añadieron: “Continuaremos revisando estas nuevas políticas y esperamos entablar un diálogo más amplio con la administración y el Congreso, proclamando siempre la santidad de la vida y del matrimonio”.

La declaración fue firmada por el obispo Robert Barron, presidente del Comité de Laicos, Matrimonio, Vida Familiar y Juventud de la USCCB; el obispo Kevin Rhoades, presidente del Comité para la Libertad Religiosa; y el obispo Daniel Thomas, presidente del Comité de Actividades Pro-Vida.

El Obispo de Arlington, Virginia, Mons. Michael Burbidge, también difundió una declaración criticando el esfuerzo por expandir la FIV, calificando tales tratamientos de “no éticos e injustos”.

“Dios autoriza y bendice la vida de todo niño nacido mediante FIV, incluso cuando Él quiere el verdadero bien y florecimiento de todas las personas”, dijo Burbidge, quien anteriormente presidió el Comité de Actividades Pro-Vida de la USCCB.

“La cruda realidad, sin embargo, es que la FIV subvierte la dignidad de los padres así como la vida de los niños no nacidos”, afirmó. “Todo niño nacido por medio de la FIV un día sabrá que tiene muchos hermanos y hermanas ausentes, quienes, aunque iguales en dignidad y derechos, fueron concebidos pero se les negó deliberadamente su derecho a la vida. Esto se debe a que muchos de los niños embrionarios producidos por cada proceso de FIV serán descartados, por haber sido considerados indeseables, o congelados, por haber sido considerados innecesarios. Por su naturaleza, la FIV crea y destruye vidas humanas”.

También se incluyeron tratamientos de fertilidad provida

Los reguladores también están trabajando para ampliar las opciones para que los empleadores ofrezcan cobertura de fertilidad tanto para la FIV como para tratamientos “que abordan las causas profundas de la infertilidad”.

Aunque la FIV es contraria a la enseñanza de la Iglesia, algunos de estos últimos tratamientos pueden incluir opciones compatibles con la enseñanza católica, como la tecnología de procreación natural (NaProTechnology) y la educación y el manejo médico de la fertilidad.

En la declaración conjunta de la USCCB, los obispos escribieron que están “agradecidos” de que la administración haya incluido tratamientos de fertilidad que no son FIV y que proporcionan “medicina reproductiva restaurativa integral y holística, que puede ayudar de manera ética a abordar la infertilidad y sus causas subyacentes”.

De manera similar, Burbidge calificó la inclusión como “una buena oportunidad para todos los empleadores, y especialmente para la Iglesia y sus apostolados, de mejorar su cobertura de atención médica al ofrecer una cobertura nueva o ampliada para el cuidado ético de la fertilidad”.

“Es mi esperanza que, por la gracia de Dios y con el tiempo, todos los cristianos y las personas de buena voluntad, especialmente incluyendo a nuestras autoridades civiles, lleguen a alentar y favorecer una atención de la fertilidad ética y afirmadora de la vida, que sea propicia para la verdadera salud y el florecimiento de las familias estadounidenses”, escribió Burbidge.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.