Ayer, en la Catedral de Cartagena (Colombia) se celebró la Misa por la fiesta de San Pedro Claver con un llamado a no acostumbrarse a las nuevas esclavitudes que atentan contra la dignidad humana, especialmente de los más desfavorecidos.

El llamado lo hizo el Arzobispo de Cartagena, Mons. Francisco Javier Múnera, al recordar al misionero jesuita que llegó desde España en los primeros años del siglo XVII para consagrarse a la protección de los esclavos negros.  

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“San Pedro supo restaurar la dignidad y la esperanza de millares de negros y esclavos que llegaban en condiciones absolutamente inhumanas, llenos de pavor, con todas sus esperanzas perdidas”, señaló Mons. Múnera.

En su homilía, el también presidente del Episcopado colombiano recordó la visita que el Papa Francisco hizo a la ciudad portuaria el 10 de septiembre de 2017, y donde hizo un paralelo entre la Virgen de Chiquinquirá —cuyo cuadro resplandeció milagrosamente— “con la acción, el testimonio y la misión de Pedro Claver”, que con sus gestos y hechos “hizo resplandecer de nuevo (…) la dignidad de nuestros hermanos provenientes del África”.

Como señaló el Papa argentino, dijo Mons. Múnera, “San Pedro Claver sabía que el lenguaje de la caridad, de la misericordia, era comprendido por todos”.

“María de Chiquinquirá y Pedro Claver nos invitan a trabajar por la dignidad de todos nuestros hermanos, en especial de los más pobres y descartados, todos ellos tienen su dignidad y son imagen viva de Dios”, expresó.

Cuatro siglos después, dijo el arzobispo, este llamado a defender la dignidad de los más necesitados exige que “no nos acostumbremos, que no normalicemos situaciones de discriminación, de exclusión, de abuso que pasan alrededor”.

“Desafortunadamente, las situaciones de esclavitud de hace casi más de 400 años todavía se perpetúan, no sólo en nuestra ciudad, sino en tantas latitudes del mundo, en nuevas formas aberrantes de esclavitud, de atropello y de abuso a la dignidad de las personas, especialmente de los más desfavorecidos”, destacó.

El arzobispo de Cartagena culminó su homilía recordando que, al despedirse, el Papa Francisco citó “la consigna de vida de Pedro Claver: ‘Esclavo de los esclavos para siempre’, y nos dejó a todos los colombianos el compromiso de ser esclavos de la paz para siempre”.

La vida de San Pedro Claver

San Pedro Claver nació en Verdú (España) el 26 de junio de 1580. A los 19 años fue aceptado en la Compañía de Jesús y, con los estudios y la formación avanzada, fue enviado como misionero a Nueva Granada (hoy Colombia), siendo ordenado sacerdote en Cartagena de Indias en 1616.

En América, el sacerdote se opuso a la esclavitud institucionalizada, rechazando las teorías que no reconocían la humanidad de los negros traídos del África. También tomó parte activa en la defensa de los indígenas, a quienes evangelizó con igual dedicación.

Los esclavos que llegaban a Cartagena eran atendidos por Claver, quien incluso se organizaba días antes de la llegada de los barcos negreros para almacenar provisiones que luego daba a los africanos. Además, descendía a las cámaras inferiores de las naves para darles agua y algo de comer, y auxiliar a los enfermos y moribundos.

Sin embargo, estas acciones hicieron que se ganara enemistades entre las autoridades españolas y entre los comerciantes de esclavos. Tampoco faltaron los fieles que cuestionaron su conducta, ni pocas las incomprensiones entre sus superiores y hermanos jesuitas.

Pedro Claver partió a la Casa del Padre el 9 de septiembre de 1654, después de haber pasado sus últimos años casi en el olvido, muy enfermo. El día de su muerte, la población de Cartagena salió a las calles conmovida para encontrarse con su santo por última vez y rendirle los honores debidos.

El misionero jesuita fue beatificado el 16 de julio de 1850 por Pío IX y canonizado el 15 de enero de 1888 por León XIII. Fue proclamado patrón de todas las misiones católicas entre los africanos el 7 de julio de 1896.