El observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, el arzobispo Gabriele Caccia, subrayó la preocupación del Vaticano ante el aumento significativo del gasto militar en el mundo y el desarrollo de armas nucleares.
Durante la plenaria de alto nivel de la Asamblea General dedicada al Día Internacional contra los Ensayos Nucleares, aseguró que la búsqueda de “un mundo libre de armas nucleares” no es solo una cuestión de necesidad estratégica y vital, sino también una profunda responsabilidad moral.
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“En lugar de avanzar hacia el desarme y una cultura de paz, asistimos a un recrudecimiento de la retórica nuclear agresiva, al desarrollo de armas cada vez más destructivas y a un aumento significativo del gasto militar, a menudo en detrimento de las inversiones en el desarrollo humano integral y en la promoción del bien común”, subrayó Mons. Caccia.
Según recoge Vatican News, representante del Vaticano recordó que desde la primera prueba nuclear, realizada el 16 de julio de 1945, se han llevado a cabo más de dos mil ensayos nucleares en la atmósfera, el subsuelo, los océanos y la tierra firme.
“Estas acciones han afectado a todos, en particular a las poblaciones indígenas, a las mujeres, a los niños y a los no nacidos. La salud y la dignidad de muchos siguen viéndose comprometidas en silencio y, con demasiada frecuencia, sin ningún tipo de compensación”, denunció.
Ante esta situación, la Santa Sede hace un llamado a la responsabilidad compartida para evitar que se repitan los errores del pasado. “Resulta particularmente preocupante que, frente a esta importante responsabilidad compartida, la respuesta global parezca ir en la dirección contraria”, advirtió el prelado.
Mons Caccia citó al Papa León XIV al señalar en su discurso la necesidad de “rechazar como una tentación el atractivo de armamentos poderosos y sofisticados”.
El representante vaticano subrayó que este compromiso requiere “un renovado esfuerzo hacia el diálogo multilateral y la implementación decidida de los tratados de desarme, así como un apoyo concreto a las comunidades que continúan sufriendo las consecuencias a largo plazo de los ensayos nucleares y los armamentos”.
Mons. Caccia reiteró la importancia de la entrada en vigor del Tratado sobre la prohibición total de los ensayos nucleares y de la plena implementación del Sistema Internacional de Vigilancia y sus mecanismos de verificación.
La Santa Sede, aseguró, reafirma su “apoyo incondicional” a este compromiso internacional. Finalmente, pidió un “fortalecimiento de la norma global contra los ensayos nucleares explosivos como paso esencial hacia una paz auténtica y duradera”.





