¿Qué les diría John Henry Newman a las universidades católicas de hoy? En una reflexión fundada en su experiencia académica y pastoral, y en el pensamiento de Newman –próximo a ser declarado Doctor de la Iglesia–, el cardenal Fernando Chomali busca responder a esta pregunta, invitando a pensar la misión de las universidades católicas, la integración de fe y razón, y el compromiso con la verdad en la formación integral de los estudiantes.

El Arzobispo de Santiago basó su reflexión en sus años como gran canciller de universidades católicas y en el hecho de que el Cardenal Newman “haya dedicado una considerable parte de su vida a pensar la universidad, a reflexionar sobre ella, su vocación y la articulación de los saberes que allí se dan cita”. 

Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram

Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:

La próxima declaración de Newman como Doctor de la Iglesia, afirmó, “aporta renovadas luces para dilucidar algunas respuestas para los tiempos que vivimos”.

En ese marco, se preguntó: “¿Puede este santo doctor de la Iglesia, figura notable en el contexto inglés del siglo XIX, guiarnos ante los desafíos que hoy enfrentan las universidades católicas? ¿De qué manera podemos revertir la pretensión omniabarcante que ostentan algunas perspectivas de las ciencias positivas, desplazando con ello a la teología y a la filosofía, a las humanidades y a las artes, en su tarea articuladora del saber a partir del reconocimiento de que la racionalidad es científica, ética y estética a la vez?”.

Tensiones y misión universitaria

El Cardenal Chomali destacó que “las universidades católicas en Chile son un gran aporte a la vida académica, social y cultural del país”, con gran presencia y valoración, y que “realizan un gran esfuerzo por ser fieles a su identidad católica en el servicio a la sociedad, formando nuevos profesionales, investigando y dando a conocer los resultados de su trabajo”.

Sin embargo, dispuesto a ofrecer “una reflexión crítica frente al quehacer universitario hoy”, citó a Mons. Gallagher: “una universidad verdaderamente católica es un lugar donde la búsqueda de la verdad está en armonía con la certeza de la fe”.

En contraste a esto, advirtió que los tiempos actuales, con “un sinnúmero de antropologías y éticas diversas, inmersas en un claro proceso de cambios culturales extraordinariamente acelerados”, exigen mayor atención de las universidades, que deben “rescatar aquello que colabora a que la sociedad sea más humana y justa”.

Al referirse a “tensiones contemporáneas en la misión de las universidades católicas”, enumeró la necesidad de financiamiento, el interés por los rankings y la captación de alumnos, lo que puede dejar en segundo plano “la necesaria y urgente reflexión más pausada y reposada sobre su quehacer”.

“Entrar en la vorágine de la competencia sin una debida reflexión empobrece lo que la constitución apostólica Ex Corde Ecclesiae define como lo más propio: ser ‘una comunidad académica, que, de modo riguroso y crítico, contribuye a la tutela y desarrollo de la dignidad humana y de la herencia cultural’”, señaló, invitando a preguntarse si las universidades católicas “están aplicando la mirada rigurosa y crítica en la búsqueda de la verdad, o han caído en la lógica del utilitarismo y de las estrategias de marketing”.

“¿Están las universidades católicas realmente consagradas a la verdad y a su búsqueda incesante?”, cuestionó, llamando a fortalecer la misión. Y retomando las palabras del Papa Francisco en la Pontificia Universidad Católica de Chile, expresó: “La Universidad, en este sentido, tiene el desafío de generar nuevas dinámicas al interior de su propio claustro, que superen toda fragmentación del saber y estimulen a una verdadera universitas”.

“Los tiempos reclaman asumir el desafío con urgencia, dada la ausencia de respuestas convincentes frente a las preguntas cada vez más acuciantes sobre el sentido de la vida, la vida en sociedad, cómo superar la pobreza, la marginación y la creciente polarización de la sociedad”, subrayó.

La vigencia del pensamiento de Newman

Chomali invitó a explorar el pensamiento de Newman, “y a demostrar que sus reflexiones poseen una luz necesaria para renovar la misión de nuestras universidades católicas”.

Al situar su obra en el racionalismo liberal del siglo XIX, precisó que Newman quiso “demostrar la racionalidad de la fe cristiana, intentando superar tanto el cientificismo reduccionista como la deriva meramente emotiva de la fe”. 

También subrayó que “hoy más que nunca, en medio de aires sincretistas, surge la imperiosa necesidad de poner de manifiesto la razonabilidad de la fe y su relación con las demás humanidades, ciencias y artes”.

Asimismo valoró su noción de verdad no en un sentido intelectualista, sino “como la consistencia de la realidad en su capacidad de expresar al Creador”. En ese contexto, “para Newman –un apasionado por la verdad– la universidad debía ser el ámbito natural en el cual convergen íntimamente las diversas ciencias, la filosofía y la religión”.

Finalmente, el Cardenal invitó a seguir profundizando en su legado, teniendo en cuenta que todas las disciplinas pueden ser iluminadas por la teología, para llegar a ser “un reflejo de la belleza y de la bondad de Dios, y ojalá un camino de encuentro con el Creador”.

Según Newman —recordó el purpurado— la universidad debía buscar “un saber unificado de las disciplinas académicas”, no reducirse a “una mera preparación profesionalizante o a una preparación intelectual regida por el criterio de la utilidad”, sino aspirar al “saber por el saber mismo”.

Finalmente se preguntó: “¿No son acaso los mismos desafíos acerca de la integridad y del sentido de la realidad como reflejo del Creador? ¿Estamos en un momento histórico en el cual el pensamiento de Newman podría encontrar aceptación?”.

“Ampliemos la mirada, sabiendo que el todo es más que las partes, como solía decirnos el Papa Francisco, y pensemos en grande como nos recuerda constantemente el Papa León”, aconsejó. 

¡Que la sabiduría de Newman nos inspire a ser verdaderas universidades católicas al servicio de Cristo y de la sociedad!”, concluyó.