Desde la Basílica de Santa María de Guadalupe, Mons. Mario Espinosa Contreras, Obispo de Mazatlán, diócesis ubicada al sur del estado de Sinaloa, elevó sus oraciones para que la madre de los mexicanos interceda por la paz en la región.
Durante su peregrinación anual al templo del Tepeyac, en la Ciudad de México, la Diócesis de Mazatlán se puso en manos de la Virgen de Guadalupe. Al inicio de la celebración eucarística del 10 de agosto, Mons. Espinosa Contreras ofreció la Misa, entre otras intenciones, por las víctimas de la violencia para que “el Señor los esté confortando”.
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Asimismo, pidió por las personas que han sido víctimas de desaparición forzada, pues “por desgracia están en aumento” en “casi todos los municipios”

Desde septiembre de 2024, varias regiones del estado han sido escenario de violentos enfrentamientos entre facciones del Cártel de Sinaloa, originados por una disputa interna entre los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán y los seguidores de Ismael “El Mayo” Zambada.
Según cifras oficiales, desde el inicio del conflicto armado hasta julio de 2025 se han registrado 1.708 homicidios dolosos en la entidad.
Esta violencia ha impactado también a la feligresía. Según señaló el prelado en entrevista al medio local Noroeste, eso ha provocado una disminución en la asistencia a las iglesias y en los ingresos de las parroquias.
Una opción por la paz
Durante la homilía, Mons. Espinosa Contreras hizo un llamado a los católicos a mantener un compromiso constante con la “orientación al bien” y asumir responsabilidades “en el trabajo, en nuestra fidelidad a los compromisos asumidos, fidelidad sacerdotal, fidelidad matrimonial, fidelidad familiar, fidelidad a la fe de nuestros padres, fidelidad a que Dios sea nuestro tesoro”.
“Madre del amor hermoso, te suplicamos que intercedas ante el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo para que todos los que peregrinamos en el sur de Sinaloa vivamos el Evangelio del amor y de la fidelidad, que evitemos lo que nos separa y divide, lo que atenta contra la vida, los derechos y la integridad de las personas”, expresó durante la homilía.
Además, hizo un llamado especial a padres, maestros y sacerdotes para que con la Palabra y el ejemplo enseñen “el gran valor de la dignidad humana”, y que sepan reconocer las “necesidades y carencias humanas y nos preocupemos por aliviarlas y solucionarlas, que todos optemos por la paz, por la justicia, por la fraternidad, que eduquemos para la responsabilidad y la fidelidad”.
El prelado reiteró la importancia de esmerarse “en vivir la buena nueva de la salvación y demos generosamente nuestro aporte para construir mejores familias, una mejor sociedad y un mundo más pacífico, más justo y más fraterno”.



