Pocos artefactos religiosos han sido estudiados y debatidos tan extensamente como la Sábana Santa de Turín.

Incontables católicos y otros cristianos en todo el mundo creen que es el auténtico sudario de Jesucristo, que envolvió su cuerpo tras la crucifixión y quedó marcado por su inconfundible rostro y figura.

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Los críticos, por su parte, han alegado durante años que no es más que una falsificación: una ingeniosa obra de arte religioso y una hazaña técnica impresionante que no tiene más ni menos significado religioso que una pintura o una estatua.

Estas afirmaciones fueron hechas recientemente por Cicero Moraes, un artista brasileño de modelado 3D, quien el mes pasado afirmó en la revista académica Archaeometry que la representación del cuerpo de Cristo en la sábana probablemente fue realizada mediante un “modelo de bajo relieve”, como una estatua, en lugar de un cuerpo humano.

Las imágenes en la sábana son “más consistentes con una representación artística en bajo relieve que con la impresión directa de un cuerpo humano real, apoyando las hipótesis de su origen como una obra de arte medieval”, sostiene el estudio.

El estudio brasileño ha generado una amplia cobertura en los medios, con publicaciones como el New York Post y el New York Sun informando sobre los hallazgos. Medios digitales como Gizmodo y Live Science también destacaron las conclusiones de la investigación.

Estudios apuntan a un sudario del siglo I de una víctima de tortura

El estudio de Moraes ya ha sido criticado por su metodología. El Centro Internacional de Sindonología —la organización con sede en Turín que lidera los estudios sobre la sábana y promueve su estatus como objeto venerado de devoción cristiana— afirmó que las conclusiones del estudio fueron refutadas hace más de 100 años.

“No hay nada nuevo en esta conclusión del artículo”, dijo el centro el 4 de agosto.

El Vaticano nunca se ha pronunciado oficialmente sobre la autenticidad de la sábana, aunque los Papas la han presentado como objeto de veneración.

El Papa Francisco, en 2015, dijo que el lienzo nos “atrae hacia el rostro y el cuerpo maltratado de Jesús”, mientras que en 2010 el Papa Benedicto XVI afirmó que la representación de Cristo en la sábana remite a los días en que el cuerpo del Señor reposó en su tumba, un tiempo “infinito en su valor y significado”.

Por su parte, extensos estudios seculares han sugerido que la sábana es auténtica, al menos como un objeto del siglo I que estuvo en contacto con el cuerpo de un hombre ejecutado.

En 2024, un estudio de un investigador italiano que analizó la sangre en la sábana argumentó que las manchas son consistentes con la tortura y crucifixión de Jesucristo, tal como se describe en los Evangelios.

Giulio Fanti, profesor de medición mecánica y térmica de la Universidad de Padua, señaló que las manchas de sangre en el costado y el frente de la sábana muestran sangre fluyendo en tres direcciones diferentes, lo que indica la probabilidad de que el cadáver fuera movido en algún momento mientras estaba envuelto en la sábana.

Los tres colores distintos de sangre en la sábana, por su parte, sugieren tres “tipos diferentes de sangre”, que serían “fugas de sangre post mortem” por mover el cuerpo, “manchas de sangre premortem” que probablemente ocurrieron “cuando Jesús aún estaba clavado en la cruz”, y “fugas de suero sanguíneo”.

El estudio de Fanti indicó que las manchas parecen mostrar marcas de flagelación consistentes con la flagelación en la columna, y que la cantidad de sangre coincide con la que habría resultado de las heridas descritas en los Evangelios.

Las nanopartículas en las muestras de sangre de la sábana, por su parte, estaban marcadas con la sustancia orgánica conocida como creatinina, lo que indica “tortura muy severa” sufrida por quienquiera que la sábana envolviera.

La compleja imagen de la sábana debe ser explicada

Cheryl White, profesora de historia en la Universidad Estatal de Luisiana en Shreveport y autora del libro The Shroud in the Third Millennium: Confronting the Limits of Human Knowledge (La Sábana Santa en el Tercer Milenio: Enfrentando los límites del conocimiento humano), refutó la investigación histórica de Moraes y su metodología científica.

En su estudio, Moraes indica que no hay evidencia histórica de la sábana antes del siglo XIV, pero White señaló que algunos académicos han argumentado que la sábana aparece en los registros históricos incluso cientos de años antes.

“Ese es el tipo de reduccionismo histórico que creo que no tiene cabida en la investigación seria”, dijo. “No se puede elegir selectivamente los datos históricos que uno quiere”.

Más allá de eso, argumentó, mientras Moraes pone “mucho énfasis” en los aspectos técnicos del modelo 3D que utilizó, “realmente no aborda la complejidad de la imagen” en la sábana misma.

“Hay una transferencia de información que ocurre en la formación de la imagen que incrusta directamente una imagen corporal en las microfibras superiores de ese lino”, dijo. “Es un mapeo espacial directo de distancia al cuerpo que está ahí”.

El estudio de Moraes “no explica la complejidad de esa imagen”, afirmó. “Hay un relieve 3D en esa imagen. Si no has explicado eso, no has explicado la imagen”.

Otros han argumentado que la imagen habría estado más allá de las capacidades de los artistas medievales. El P. Robert Spitzer, sacerdote jesuita y presidente del Magis Center of Reason and Faith, dijo el año pasado a CNA —agencia en inglés de EWTN News— que sería poco probable que un falsificador medieval hubiera anticipado las investigaciones altamente técnicas a las que la sábana sería sometida en el siglo XXI.

Un falsificador “ciertamente no habría usado el suero hemático de una víctima que experimentó un politraumatismo severo”, dijo.

Los críticos también han argumentado que las pruebas científicas han demostrado que la sábana data del periodo medieval. Experimentos de radiocarbono en 1988 sugirieron que el lienzo data de Europa en algún momento después del siglo XII, y no del Medio Oriente del siglo I.

Sin embargo, otros estudios han apuntado a fechas mucho más antiguas, incluido un estudio de rayos X de 2022 en el Instituto Italiano de Cristalografía, que sugirió que el lienzo tenía alrededor de 2.000 años.

Liberato De Caro, del Consejo Nacional de Investigación de Italia, dijo al National Catholic Register que los estudios de radiocarbono pueden producir errores en la datación.

“Aproximadamente la mitad del volumen de un hilo de fibra natural es espacio vacío, espacio intersticial, lleno de aire o de otra cosa, entre las fibras que lo componen”, dijo.

“Cualquier cosa que se introduzca entre las fibras debe ser cuidadosamente eliminada. Si el procedimiento de limpieza de la muestra no se realiza a fondo, la datación por carbono-14 no es fiable”.

El equipo de De Caro desarrolló “un método para medir el envejecimiento natural de la celulosa del lino usando rayos X y luego convertirlo en el tiempo transcurrido desde su fabricación”, explicó.

Esa metodología, dijo, “muestra que la muestra de la Sábana Santa de Turín... debería ser mucho más antigua que los aproximadamente siete siglos indicados por la datación por radiocarbono realizada en 1988”.

Otros estudios han mostrado pruebas igualmente convincentes de la antigua procedencia de la sábana, incluyendo exámenes de granos de polen que indican que el lienzo provino de Medio Oriente, no de Europa.

Otros argumentos se han centrado en el asombroso nivel de detalle en la representación de la sábana, incluyendo los flujos de sangre y las representaciones de heridas que parecerían estar más allá de las habilidades de los pintores medievales.

Sin duda, las disputas sobre la sábana continuarán, especialmente a la luz de la continua ambivalencia de la Santa Sede sobre su verdadera autenticidad, aunque muchas fuentes confiables apuntan a sus orígenes en el siglo I.

Lo que también es indudablemente cierto es que el lienzo seguirá sirviendo como objeto de devoción y foco para los cristianos de todo el mundo, permitiendo al hombre, como dijo San Juan Pablo II, “liberarse de la superficialidad y del egoísmo con los que, muy a menudo, considera el amor y el pecado”.

“La Sábana santa, haciéndose eco de la palabra de Dios y de siglos de conciencia cristiana, susurra: cree en el amor de Dios, el mayor tesoro dado a la humanidad, y huye del pecado, la mayor desgracia de la historia”, afirmó.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.