La semana pasada, más de un millón de jóvenes inundaron las calles de Roma para participar en uno de los eventos más esperados del Año Santo, el Jubileo de los Jóvenes.
Durante estos días, el Jubileo no sólo se vivió en los grandes escenarios, discursos oficiales o celebraciones multitudinarias. Este acontecimiento dejó tras los bastidores conmovedoras anécdotas e historias.
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Las Hermanas de la Caridad, testimonio vivo durante el Jubileo
Las Hermanas de la Caridad se convirtieron en un testimonio vivo de la alegría de la fe y del amor a Cristo. A lo largo de toda la semana, unas 50 hermanas —vestidas con sus característicos saris blancos con franjas azules— recorrían la Via della Conciliazione invitando personalmente a los jóvenes peregrinos a “recibir a Jesús”, como ellas mismas decían con una sonrisa.
Con delicadeza y entusiasmo, las religiosas animaban a los jóvenes a entrar en la capilla de adoración eucarística, a pocos metros del Vaticano, para pasar un tiempo con Cristo presente en el Santísimo Sacramento.

Al mismo tiempo, ofrecían la oportunidad de conocer más de cerca la vida, la misión y el legado espiritual de su fundadora, Santa Teresa de Calcuta, a través de una pequeña exposición que incluía objetos personales de la Madre, como sus sandalias, su Rosario y otros signos de una vida entregada a los más pobres de los pobres.
Un “sí” para toda la vida
El Jubileo también fue escenario de decisiones valientes y conmovedoras. En medio del bullicio, hubo incluso quienes se arrodillaron con un anillo en la mano frente a sus novias para pedirles matrimonio frente a la Basílica de San Pedro.
En un video que rápidamente se hizo viral en redes sociales, se puede ver a una pareja posando para una fotografía frente a San Pedro, sin saber que detrás de ellos, un grupo de amigos desplegaba discretamente una pancarta con la pregunta: “¿Quieres casarte conmigo?”
El “sí” de la joven sorprendida fue recibido entre aplausos, lágrimas y abrazos de los testigos.
La sorpresa del Papa León
Uno de los momentos más inesperados y emotivos del Jubileo fue la aparición del Papa León XIV en la Plaza de San Pedro. Sin previo aviso, el Santo Padre se acercó para saludar a los jóvenes congregados, provocando una ola de emoción que recorrió la plaza.
En su breve pero significativo mensaje, el Papa les recordó con fuerza las palabras de Jesús: “Ustedes son la sal de la tierra y la luz del mundo”.
El voluntario siempre joven
Entre los miles de voluntarios que hicieron posible el Jubileo, uno en particular llamó la atención por su entusiasmo y entrega: un hombre mayor, con chaleco amarillo que ofrecía orientación a los peregrinos que recorrían la Via della Conciliazione bajo el sol romano.
Mientras los jóvenes corrían de un lado a otro, él se detenía para escuchar y ayudar con calma y dedicación.
De rodillas hasta la madrugada
En la explanada de Tor Vergata, donde más de un millón de jóvenes pasaron la noche al aire libre, no todo fue canto y celebración. En medio de la música y el bullicio, hubo también espacios de profundo silencio y oración.
Uno de los testimonios más impactantes fue el de un joven que permaneció de rodillas durante horas rezando, dando testimonio del significado del Jubileo: un encuentro personal, y transformador con Cristo.

