La iglesia de San Fernando, ubicada en pleno corazón histórico de Nápoles, ha sido escenario de un hecho que muchos ya califican de milagroso, atribuido a la intercesión de San Chárbel, el ermitaño libanés cuya devoción ha traspasado fronteras.
El pasado 24 de julio, en el marco de su memoria litúrgica, Mons. Pasquale Silvestri, párroco del templo napolitano, presidió una Misa en honor al santo, a la que acudieron más de 500 personas, muchas de ellas enfermas.
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Al término de la Eucaristía, el sacerdote procedió a ungir con el óleo bendecido —enviado especialmente para la ocasión por la Curia Maronita de Roma— a los fieles que se acercaban al altar. Fue entonces cuando ocurrió algo inesperado.

“No podía creer lo que veía”
“No imaginé que serían tantas personas, así que llegó un momento en que el frasco estaba casi vacío y temí no poder satisfacer a todos los presentes”, detalló el sacerdote en una carta publicada el 27 de julio, dirigida al P. Elias Hamhoury, antiguo postulador de San Chárbel.
Sin embargo, logró ungir a cada enfermo hasta que el frasco se quedó vacío. “Al terminar —añade—, cerré el frasco y lo guardé en su estuche. Pero al colocarlo de nuevo en la caja fuerte, me di cuenta de que estaba lleno otra vez. No podía creer lo que veía”.
Consultado por ACI Prensa, Mons. Pasquale confirmó los hechos: “Me extrañó mucho, porque el frasco se había acabado. De hecho, yo estaba asustado porque no iba a haber suficiente para ungir a todos y volqué varias veces el frasco”.
Al comprobar que, efectivamente, el recipiente volvía a estar lleno y que “pesaba más que antes”, el sacerdote se acercó al altar para contar lo sucedido a los fieles: “Todos aplaudieron cuando lo vieron”.
“Yo no soy un milagrero, absolutamente, pero en este caso ha habido producción de materia, es una cosa muy seria”, remarca. Ante lo ocurrido, asegura haber actuado conforme a lo que establece el Derecho Canónico: “Cuando uno tiene noticia de milagro, se debe comunicar a la postulación del santo”.

El aroma de los cedros del Líbano
Al día siguiente, el 25 de julio, un grupo de peregrinos libaneses llegó a la iglesia. “Me pidieron oler el aceite y, al hacerlo, aseguraron que desprendía el aroma de los cedros del Líbano”, uno de los símbolos del país natal de San Chárbel. “El aceite está perfumado, algo que parece imposible”, agrega el sacerdote napolitano.
San Chárbel, cuyo nombre original fue Youssef Antoun, nació el 8 de mayo de 1828 en Beqaa-Kafra, una aldea cercana a los conocidos “Cedros de Dios”, una de las últimas reservas naturales de estos árboles milenarios que en la antigüedad cubrían gran parte de las montañas del Líbano.
“La botella está guardada y a disposición de las autoridades, por si alguien quiere venir para averiguar y estudiar el contenido”, señaló Mons. Pasquale Silvestri.
El inicio de una profunda devoción
El sacerdote relató a ACI Prensa que su devoción por el santo comenzó casi de manera fortuita. “Yo no lo conocía, me hablaron de él hace poco y me gustó mucho su historia. Entonces puse un cuadro en mi iglesia por devoción”, explica.
Aunque asegura que nunca ha “creído en los sueños”, comparte —aún asombrado— una anécdota personal: “Cuando puse este cuadro, por la noche soñé que San Chárbel me miraba y se reía. Esto me impresionó porque la foto de San Chárbel es siempre la de un hombre muy serio, pero a mí me sonreía”.
Desde aquel providencial episodio, decidió dedicar las Misas del último viernes del mes de junio y julio al santo libanés.
Curaciones de graves enfermedades
Fue el 24 de julio, pocas horas antes del “milagro” del óleo, cuando se le acercó una joven de la parroquia, de unos 20 años. “Me contó que esa mañana había sido curada gracias a San Chárbel de un tumor en el seno. Estaba completamente limpio y los médicos creían que sería imposible”.
“Eso ocurrió en la mañana del día 24, y por la tarde vino a Misa una cantidad de gente impresionante. Nosotros no estábamos preparados, de hecho las Sagradas Formas se terminaron. Y luego ocurrió lo que ocurrió”, recordó.
Desde entonces, asegura, muchos fieles le han compartido testimonios de curaciones físicas o espirituales tras participar en la Misa. “Me han llegado unos cinco o seis relatos similares, y les he pedido que lo dejen todo por escrito”.
El sacerdote subraya que “los milagros están contados en el Evangelio y en la Palabra de Dios”. Para Mons. Silvestri, lo ocurrido en su iglesia “es una confirmación de lo que ya sabemos”.
Un puente entre Oriente y Occidente
San Chárbel es conocido por obtener milagros de Dios no sólo para los católicos, sino también para musulmanes y fieles de otras religiones. La Iglesia Católica ha registrado e investigado miles de prodigios atribuidos a su intercesión.
De hecho, ya en vida gozaba de una reputación notable por las curaciones milagrosas entre quienes acudían a él en busca de ayuda.
El santo libanés, sacerdote y monje ermitaño del rito maronita, se ha convertido en un puente espiritual entre Oriente y Occidente. Falleció el 24 de diciembre de 1898. Fue beatificado por el Papa San Pablo VI el 5 de diciembre de 1965 y canonizado por el mismo pontífice el 9 de octubre de 1977.
ACI Prensa contactó a la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) para conocer su postura al respecto, pero no obtuvo respuesta hasta el momento de publicar esta nota.





