A pocos metros de la Catedral Inmaculada Concepción, en la ciudad argentina de La Plata, se yergue el mural más grande del mundo dedicado al Papa Francisco y pintado por el reconocido artista Martín Ron, una obra que supuso un gran desafío técnico y que pretende ser un mensaje de paz, de unión “entre tierra y cielo”, y —¿por qué no?— un lugar de oración y peregrinación.

La trayectoria de Martín Ron es extensa en tiempo y espacio, con más de dos décadas pintando y obras que embellecen ciudades en todo el mundo. En su Argentina natal, tierra futbolera por excelencia, dos de sus murales más comentados son los que representan a Diego Maradona y a Lionel Messi, sólo una muestra de los cientos que llevan su firma.

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Este sábado, con la presencia de autoridades municipales y del Arzobispo de La Plata, Mons. Gustavo Carrara, fue inaugurado y bendecido un mural de 50 metros de altura con la imagen del Papa Francisco, uno más de los “ídolos populares” que le tocó pintar a Ron.

Pintar a los ídolos es acrecentar la memoria colectiva

“Los muralistas, más allá de que pintamos nuestras obras, estamos permanentemente detectando esas figuras que tienen mucha llegada popular”, porque el muralismo “no deja de ser arte popular”, afirmó el artista a ACI Prensa. “Pintarlos en estas dimensiones y contribuyendo a acrecentar la memoria colectiva de estas figuras, sobre todo en lugares donde no llega el arte, es muy importante”, consideró.

En el caso de Francisco, “más allá de que sea el Papa, que es la persona más importante en la Argentina, y de su figura en la Iglesia Católica, no deja de tener esa impronta de ídolo popular —aunque la palabra ídolo sea, en este caso, entre comillas— porque tiene esa llegada, no deja de ser sanamente un ídolo popular”, señaló, porque hay algo de estos ídolos “que tiene que ver con cómo se va encarnando en la cultura”.

Al referirse a los personajes que pintó, y cuyos murales tuvieron tanta llegada, aseguró que “son las máximas expresiones de los argentinos, que llegaron muy lejos”, por lo que la propia gente lo demanda.

Desprenderse de la obra para que cobre vida propia

Martín Ron aseguró que una vez que está hecha, “la obra cobra vida propia en los lugares” y pasa al primer plano, donde “lo que más importa es el legado artístico” y no quién lo pintó. “Hay que luchar un poquito con el ego, no importa tanto quién fue, sino por qué lo hizo, porque las obras hablan de uno, en realidad”. 

“Si tengo la suerte y el privilegio de recorrer el mundo pintando, es porque son mis propias obras las que me llevan. Y todo lo que tenga que decir, trato de decirlo y contarlo a través de ellas”, sostuvo.

La pared: el gran desafío

Ubicado en la intersección de las calles 54 y 14, el mural del Papa Francisco completa el paisaje ya imponente de la Catedral de La Plata. Pintarlo allí fue un pedido de la Municipalidad de La Plata, y significó un gran desafío en cuanto a lo técnico.

Aunque tuvo total libertad para elegir una imagen que representara al recientemente fallecido Pontífice argentino, las limitaciones tuvieron que ver con la cuestión “más dura de la obra, que son las dimensiones, el formato de la pared, los ángulos desde donde se va a ver”. 

“En este caso estaba bastante allanado el camino, porque está justo al lado de la catedral, da a la plaza, tiene mucha centralidad, pero la única limitación que tenía, que es lo que por ahí a veces te puede llegar a filtrar las mejores fotos, es el formato particular de este edificio que, si bien es alto, es muy angosto: tiene 50 metros por 5 metros”.

Este detalle implicaba que “por ahí la mejor foto, la que tiene la mejor historia para contar, compositivamente no sirve para el lugar”. El primer requisito fue, entonces, “generar una composición que vaya ganando altura y vaya avanzando en la verticalidad para leerlo desde abajo hacia arriba, o desde arriba hacia abajo”.

“Es el Papa. Uno puede caer en el lugar común de decir: ‘Bueno, Papa Francisco, cualquier foto puede aplicar, que salga lindo en la foto, fotogénico, y todos lo reconozcamos’. Pero tiene que tener algo más, tiene que contar una historia”, planteó.

Saber que la obra “va a trascender”

La imagen elegida fue una muy conocida de los primeros meses del pontificado de Francisco, donde se lo puede ver sonriendo y mirando hacia arriba, con una paloma en su mano que comienza a desplegar las alas.

“Era una foto candidata, porque entendiendo que es el mayor mural del Papa, entendiendo también que el edificio no tiene obstáculos y es como si se fundiera con el cielo, y todo el simbolismo que tiene la paloma, él que está contento, y hay como una conexión entre tierra y cielo, dije: es esta foto”, relató. 

Inauguración del mural del Papa Francisco en La Plata. Crédito: Municipalidad de La Plata
Inauguración del mural del Papa Francisco en La Plata. Crédito: Municipalidad de La Plata

“Es una foto muy tierna, creo que es una de las mejores, es muy conocida, y dice mucho, porque está conectándose con el cielo, a través de toda la simbología de la paloma dentro de la fe católica”, observó. 

Además, en cuanto a lo técnico, “me solucionaba el tema de la verticalidad, porque empieza con la sotana, la cruz del Buen Pastor, después aparece el cuello, el retrato, y después está el brazo que sale del cuadro y vuelve a entrar, y arriba corona con la paloma y el cielo, que se funde con el cielo real. Ya está. En la jerga decimos ‘clavado’”.

“Cuando tenés todas esas variables, ya sabés que la obra va a trascender, va a dar de qué hablar, y se convierte en una nueva postal de la ciudad de La Plata”, sintetizó.

Martín anticipa que el mural se va a convertir en un punto referencial de la ciudad, “por la potencia de la imagen, por tratarse de quien es, por ser el primero, por estar justo en el lugar tan central, en la Plaza Moreno, al lado de la catedral”, enumeró, y destacó que “cuando pasan estas cosas estás contribuyendo a generar nuevas postales. Hay algo más para ver y descubrir en La Plata”.

“Sería fabuloso” que se convierta en lugar de oración

Creyente pero no practicante, Martín consideró positivo que su trabajo “corone con una bendición”, porque piensa que “más allá de quién lo pinta, lo importante es cómo le llega a la gente”. 

“Yo soy el canal, el responsable de una obra, pero cuando la firmo, la obra ya pasa a ser de la gente”, aclaró. “Todos los artistas que pintamos murales nos desprendemos de la obra”, aseguró, sobre todo cuando uno viaja por el mundo, porque “se las apropia el lugar, se las apropia la gente, el artista por ahí no la ve nunca más”, detalló. Por eso, cada obra “es como un regalo, una apertura”.

En este caso, “que empiecen a pasar un montón de cosas alrededor, relacionadas con este personaje, es lo mejor que puede pasar, no sólo para mí sino para la gente”.

“Que la obra esté bendecida y que, en un futuro, esto se convierta en un lugar incluso de peregrinación, que eso sea para algunos una oportunidad de estar más cerca de la figura del Papa Francisco, yendo a La Plata, yendo a la catedral, hacer un rezo, pedirle algo ahí, sería fabuloso”.

Francisco transmite la paz que el mundo necesita

En lo personal, Martín aseguró que el Papa Francisco le transmite paz. “Es una figura popular que hizo cierta ruptura desde lo simbólico, desde el despojo de absolutamente todo lo material”.

“Más allá de todo su legado más político, es una persona que vos la escuchás y transmite paz, más allá de lo que diga, incluso desde la fisonomía de su cara”, aseguró. 

Por eso, “me quería quedar con esa imagen que, más allá de la paloma, es una imagen que representa mucho la paz, y la necesitamos en este momento del mundo”, concluyó.

Inauguración del Mural del Papa Francisco. Crédito: Municipalidad de La Plata
Inauguración del Mural del Papa Francisco. Crédito: Municipalidad de La Plata

Multitudinaria inauguración

En la tarde del sábado, el mural fue inaugurado con un multitudinario acto del que participó el intendente de La Plata, Julio Alak, referentes de la comunidad católica, representantes de colegios, miembros de partidos políticos y demás instituciones. Además de algunos espectáculos artísticos, el acto incluyó la bendición, a cargo del arzobispo local, Mons. Gustavo Carrara.

“La ciudad tiene que ser un lugar de encuentro, de integración, donde vecinos y vecinas nos ayudemos a caminar juntos", expresó el prelado, anhelando "que la figura de Francisco nos haga trabajar en esta ciudad por la cultura del encuentro y que nos inspire caminos para la fraternidad y la amistad social".