Con ocasión de la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, el Cardenal François Bustillo, Obispo de Ajaccio (Francia), presidió la Misa de clausura del Año Jubilar por el 350º aniversario de las apariciones del Sagrado Corazón a Santa Margarita María de Alacoque.
La celebración tuvo lugar en el santuario del pintoresco pueblo francés de Paray-le-Monial, donde, a finales del siglo XVII, el Corazón de Jesús se apareció a esta religiosa de la Orden de la Visitación de Santa María, dando origen a una de las devociones más extendidas en la Iglesia Católica.
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Desde primera hora del viernes 27 de junio, numerosos fieles y peregrinos acudieron a la Basílica del Sagrado Corazón para conmemorar este aniversario y participar en la Santa Misa presidida por el enviado especial del Papa León XIV.
Dios ama al hombre en su lucha
En su homilía, el purpurado subrayó que “Dios actúa con su corazón” en la vida y las luchas de cada persona, y remarcó que “Dios se compromete” y no es indiferente a todo lo que le ocurre a la humanidad.
“Dios no es distante: ama al hombre en su lucha. Como ustedes saben, nuestra vida es luchar y amar, no tenemos elección”, advirtió el Cardenal Bustillo durante su homilía en francés.
Además, subrayó que “Dios vela, salva, reúne, alimenta, consuela y reconforta”, especialmente en una época en la que muchos se preguntan: ¿dónde está Dios?, ¿qué hace?”.
“Frente al miedo al abandono o a la dispersión, el Señor nos muestra el camino de la comunión. El buen pastor nos da la vida, la alegría, crea en nosotros unidad”, indicó a continuación.
El Cardenal Bustillo reiteró que “el Corazón de Dios lo da todo”, sobre todo en la sociedad actual, “donde es fácil caer en la tentación de tomar, poseer”. “Él nos muestra el camino de la gratuidad. En un mundo dividido, la Palabra de Dios nos invita a ser auténticos. Si no estamos reconciliados por dentro, no podemos testimoniar el amor de Dios”, enfatizó.
La misión “crucial” de los cristianos: reconciliar
Precisó también que, en un mundo “que juzga y condena” —en particular en las redes sociales—, la misión de los cristianos es crucial: reconciliar. “Seamos artesanos de paz”, exhortó el cardenal.
A continuación, se dirigió a los fieles con esperanza para recordarles que “Dios os busca” y que su Corazón “está en movimiento, nos es inestable, es itinerante” y que, además, “elige la sencillez”.
También recordó que “el Señor nos invita a salir de nosotros mismos para reconstruir la comunión” y que “nunca será impasible ante nuestras lejanías”.
“Bajo la cruz, el corazón abierto de Jesús sigue irrigando las conciencias. Da vida desde su fuente inagotable, se entrega a los que tienen sed, y nuestro mundo tiene sed de paz, amor y unidad”, señaló.
Por último, el Cardenal Bustillo animó a los fieles a escuchar “esa sed” y a ofrecer “el corazón abierto y luminoso de Jesús como un faro en la noche”.
“Sí, nuestro Dios quiere la unidad y la felicidad de sus hijos. Corazón de Jesús, fuente de toda consolación, vela por nosotros”, concluyó.
El inicio de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús
El 27 de diciembre de 1673 a Margarita se le apareció por primera vez el Sagrado Corazón de Jesús en la que ahora se conoce como “Capilla de las apariciones”, en torno a la que se erigió la basílica.
Durante una de sus adoraciones nocturnas ante el Santísimo Sacramento, de pronto se abrió el sagrario y se descubrió en la presencia del Señor Jesús, en su humanidad y divinidad.

Nuestro Señor tenía expuesto, sobre el pecho, su Sagrado Corazón: este aparecía llagado, rodeado de flamas ardientes y con una corona de espinas encima. Entonces, Jesús, señalando su propio corazón con el dedo, dijo: “He aquí el corazón que tanto ha amado a la gente y en cambio recibe ingratitud y olvido. Tú debes procurar desagraviarme”.
El Corazón de Jesús se le apareció a la vidente durante 18 meses más. En estos encuentros, el Señor le pidió en repetidas ocasiones que se celebre una fiesta dedicada a su Sagrado Corazón. Dicha celebración debería realizarse el viernes de la semana siguiente a la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo (Corpus Christi).
Además, Jesús le comunicó a Margarita un conjunto de promesas para quienes se hiciesen devotos de su Corazón.




