En el marco del Jubileo del Clero, el Papa León XIV mantuvo un encuentro esta mañana con un grupo de seminaristas de Triveneto (Italia), a quienes indicó que el celibato “es un carisma que debe reconocerse, custodiarse y educarse”.

Se trata de la segunda ocasión en la que pudieron reunirse con el Papa, ya que también participaron en la audiencia que tuvo lugar el lunes con otros cientos de seminaristas provenientes de todo el mundo en la Basílica de San Pedro. 

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Al inicio de su discurso, el Santo Padre pidió a los seminaristas no desanimarse “si a veces el camino que tenéis por delante se vuelve duro”. A partir de este consejo, propuso al Beato Juan Pablo I, quien animó al clero a entrenarse en la disciplina “de un esfuerzo continuado, largo, no fácil”, como un “verdadero modelo de vida sacerdotal”.

Encuentro entre seminaristas de Italia y León XIV. Crédito: Vatican Media
Encuentro entre seminaristas de Italia y León XIV. Crédito: Vatican Media

Lanzarse sin temor a Dios

También les exhortó a fijarse en el testimonio de San Agustín, quien en su conversión, cuando se le apareció personificada la virtud de la Continencia, entendió que debía “lanzarse” sin temor a Dios.

“Como un padre, os repito a vosotros estas mismas palabras, que tanto bien hicieron al corazón inquieto de Agustín. No valen sólo con referencia al celibato, que es un carisma que debe reconocerse, custodiarse y educarse, sino que pueden orientar todo vuestro camino de discernimiento y de formación hacia el ministerio ordenado”, destacó. 

En este contexto, invitó a los seminaristas a tener “una confianza sin límites en el Señor”, quien les ha llamado “renunciando a la pretensión de bastaros a vosotros mismos o de poder hacerlo solos”. 

El Papa saluda a los seminaristas este 25 de junio. Crédito: Vatican Media
El Papa saluda a los seminaristas este 25 de junio. Crédito: Vatican Media

Puntualizó que esta premisa les sirve no sólo para los años del seminario, sino para toda la vida. Especialmente en los momentos de desolación o incluso de pecado, también les animó a repetir esta frase: “Me abandono a la fidelidad de Dios, ahora y siempre”.

“La Palabra de Dios y los sacramentos son fuentes perennes, de las que siempre podréis sacar nueva savia para la vida espiritual y también para el compromiso pastoral”, precisó. 

También les invitó a no refugiarse en la soledad, animándoles a cultivar la comunión con sus compañeros del seminario y a tener “plena confianza” en sus formadores, a quienes pide a su vez ser “buenos compañeros de camino de los seminaristas” que les han sido confiados. 

“Ofrecedles el testimonio humilde de vuestra vida y de vuestra fe; acompañadlos con afecto sincero. Sabed que todos estáis sostenidos por la Iglesia, ante todo por la persona del Obispo”, añadió.

Por último, y “más importante”, el Papa León XIV pidió a los futuros sacerdotes “mantener fija la mirada en Jesús, cultivando una relación de amistad con Él”.

“Encontrar a Jesús, en efecto, salva nuestra vida y nos da la fuerza y la alegría de comunicar el Evangelio a todos”, concluyó el Santo Padre.