El Papa León XIV lamentó que los jóvenes de hoy tengan que lidiar con el “relativismo”, “la inestabilidad emocional” y la “superficialidad”, si bien pidió transformar estos desafíos de la época contemporánea en “trampolines de lanzamiento”.
El Pontífice recibió en el Vaticano a los Hermanos de las Escuelas Cristianas, fundadas por San Juan Bautista de La Salle, ante los que recordó la importancia de vivir la enseñanza como “ministerio y misión” para ayudar a los jóvenes a dar lo mejor de sí mismos según el plan de Dios.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
En su alocución, enumeró los obstáculos a los que se enfrentan las jóvenes generaciones: “El aislamiento provocado por modelos relacionales cada vez más marcados por la superficialidad; el individualismo y la inestabilidad afectiva; la difusión de modelos de pensamiento debilitados por el relativismo; la prevalencia de ritmos y estilos de vida en los que no hay suficiente espacio para la escucha, la reflexión y el diálogo, en la escuela, en la familia, a veces entre los propios coetáneos, con la consiguiente soledad que de ello se deriva”.
Estos “desafíos exigentes” deben, señaló, convertirse en “trampolines de lanzamiento” para desarrollar nuevos instrumentos y lenguajes con los que “tocar el corazón de los alumnos, ayudándoles y estimulándoles a afrontar con valentía cada obstáculo para dar lo mejor de sí mismos en la vida, según los designios de Dios”.
En el encuentro, que ha tenido como trasfondo dos aniversarios especiales: el tercer centenario de la promulgación de la bula In apostolicae dignitatis solio, con la que Benedicto XIII aprobó el instituto y la regla (26 de enero de 1725), y el 75.º aniversario de la proclamación por Pío XII de La Salle como patrono de los educadores (1950), León XIV definió a los jóvenes como “volcán de vida” y a los profesores como “ministros y misioneros”.
“Los jóvenes de nuestro tiempo, como los de todas las épocas, son un volcán de vida, de energía, de sentimientos, de ideas. Esto se puede ver en las cosas maravillosas que pueden hacer, en tantos campos. Sin embargo, también ellos necesitan ayuda, para que esta riqueza crezca en armonía y para superar lo que, aunque de forma diferente que en el pasado, todavía puede impedir su sano desarrollo”, aseguró.
El Pontífice estadounidense elogió su presencia, que sigue aportando “la frescura de una rica y vasta realidad educativa”, y se detuvo en su discurso en la dimensión ministerial y misionera de la enseñanza.
Así citó a San Juan Bautista de La Salle, que respondió a la petición de un seglar, Adrián Nyel, que luchaba por mantener sus escuelas de pobres.
Caminos nuevos y a menudo inexplorado
“Reconoció en la petición de ayuda una señal de Dios, aceptó el reto y se puso manos a la obra. Así, más allá de sus propias intenciones y expectativas, dio a luz un nuevo sistema de enseñanza: el de las Escuelas Cristianas, gratuitas y abiertas a todos”, manifestó.
El Pontífice también señaló en su discurso la capacidad de La Salle de responder creativamente a las muchas dificultades de su época, aventurándose también “por caminos nuevos y a menudo inexplorados”, y apreció que este santo y pedagogo francés lanzó la “revolución pedagógica” de la enseñanza dirigida a las clases y ya no a los alumnos individualmente.
Otro de los elementos innovadores que introdujo La Salle fue “la adopción del francés como lengua didáctica, en lugar del latín, accesible a todos; las clases dominicales, en las que podían participar incluso los jóvenes obligados a trabajar entre semana; la implicación de las familias en el programa escolar”.
Todo este legado, según recalcó, debe ser hoy un modelo de referencia.
Bajo esta premisa, la formación de los maestros, según ese principio tan querido por La Salle: “la docencia vivida como ministerio y misión, como consagración en la Iglesia”.
León XIV recordó también el principio de “evangelizar educando y educar evangelizando”, subrayando finalmente la importancia de la “sinergia” entre todos los “componentes formativos”.
Finalmente, instó a que se fomenten y promuevan entre los jóvenes “fecundos itinerarios de santidad”.



