¿Qué evento en vivo genera siempre la mayor emoción?

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¿Y el Super Bowl? ChatGPT utiliza palabras como “épico”, “icónico” e “increíblemente dramático” para describir el campeonato anual de la NFL.

Pero un Super Bowl dura más de cuatro horas, sólo tiene dos posibles ganadores y a menudo no es tan competitivo.

“Las elecciones papales son mucho más dramáticas”, afirma John Dempsey, profesor de Historia en Westfield State University en Massachusetts (Estados Unidos) y autor de Bonizo of Sutri: Portrait in a Landscape (Bonizo de Sutri: Retrato en un paisaje), un libro de 2023 sobre un obispo italiano del siglo XI que sufrió por sus intentos de reformar la Iglesia.

Sin duda, el anuncio de un nuevo Papa es una escena cuidadosamente preparada, con una fórmula para la puesta en escena y el guión. Sin embargo, las particularidades y el ritmo ayudan a construir la tensión.

El humo blanco se eleva tímidamente por la chimenea de la Capilla Sixtina, gana confianza y comienza a salir en abundancia. Suenan las campanas.

Una larga pausa.

Luego se corren las cortinas. Se abren las ventanas. Aparece un crucifijo procesional, seguido de un cardenal de aspecto habitualmente experimentado, que lee en voz alta palabras en latín de un papel.

El momento está lleno de misterio: nadie fuera del recinto sabe cuándo ocurrirá ni quién será el elegido entre tantas posibilidades. Y la multitud, que no sigue ningún guión, juega su papel espontáneamente, vitoreando cada parte del anuncio de 22 palabras.

El sacerdote jesuita Thomas Worcester, profesor de Historia en la Universidad de Fordham, era un joven recién graduado de 22 años que viajaba por Europa cuando fue a Roma para el cónclave de agosto de 1978 que eligió a Juan Pablo I.

“He dicho muchas veces a lo largo de los años —y ha pasado mucho tiempo desde 1978— que lo más emocionante que he hecho fue estar en la Plaza de San Pedro cuando salió el humo blanco”, contó el P. Worcester al National Catholic Register por teléfono.

El entorno ayuda a construir la emoción, explicó.

Describió la Plaza de San Pedro, una plaza ovalada enmarcada por la columnata semicircular de Gian Lorenzo Bernini del siglo XVII, como “un enorme espacio teatral” ideal para la ocasión.

“Es un teatro al aire libre impresionante”, dijo el P. Worcester. “Es donde la Iglesia se muestra a sí misma, en el mejor sentido, en un sentido muy, muy positivo”.

El anuncio pone a prueba los conocimientos de latín de los oyentes, tanto en pronunciación como en gramática. La primera pista sobre la identidad del nuevo Papa es su nombre de pila, que aparece en caso acusativo, ya que es el segundo objeto del verbo en la famosa frase Habemus papam! (“¡Tenemos Papa!”).

Mons. Roger Landry, director nacional de las Obras Misionales Pontificias en Estados Unidos, contó al Register que estaba en un retiro con sacerdotes en abril de 2005 cuando vio el anuncio del cardenal Joseph Ratzinger como Benedicto XVI.

“En cuanto se pronunció el nombre ‘Josephum’, todos supimos que era Ratzinger y se dio la escena de hombres adultos con sotana saltando de alegría”, relató Landry por correo electrónico desde Roma.

“Este año estoy muy emocionado de ser parte del equipo de EWTN que hará la cobertura en vivo desde el Vaticano, porque tendré un papel en el anuncio histórico en directo”, añadió Landry, colaborador frecuente de EWTN y el Register. “Y ya tengo listos los nombres en latín en acusativo”.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register.