A pocos días de que inicie el cónclave, el Cardenal español Cristobal López Romero, Arzobispo de Rabat (Marruecos), aseguró en conversación con ACI Prensa que la unidad en la Iglesia Católica no depende sólo del Papa, sino de todos los católicos.
“La unidad no la hace el Papa, la hacemos todos. Él está ahí como signo y centro de unidad, pero depende de cada uno de nosotros el adherirnos o no”, remarcó el purpurado al ser preguntado sobre reto de fortalecer la unidad entre los católicos y la comunión dentro de la Iglesia de cara al nuevo pontificado.
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El cardenal de 72 años, uno de los 133 purpurados que participarán en la elección del nuevo Pontífice, subrayó que, aunque no percibe con claridad una falta de unidad, si la hubiera “no es por culpa o gracias al Papa”.
La unidad en Cristo
En este contexto, precisó que “el problema no es la desunión entre nosotros, sino la lejanía que tenemos de Cristo mismo. Lo que ocurre es que estamos separados porque estamos lejos de Él”, añadió.
Para el arzobispo de la capital marroquí, esta unidad “debe existir porque Jesús, antes de morir, rezó pidiendo que todos seamos uno”.
Por ello, dijo que no se trata solamente de estar unidos, “sino de que seamos uno, que es mucho más fuerte que estar unidos”, algo que depende “de cada uno de nosotros. Si yo me separo, no será culpa del Papa”.
Por esta razón, el purpurado invitó a los católicos a “hacer el esfuerzo de sentirse unidos a Cristo profundamente”, ya que “en la medida en que todos y cada uno estemos unidos a Cristo, estaremos también unidos entre nosotros”.
A los pies de la Basílica de San Pedro, el cardenal español resumió de forma breve, pero concisa, cómo deberá ser el nuevo Papa: “una buena persona y un buen cristiano. Eso ya sería mucho”.
“Se trata de dar a la Iglesia y al mundo la persona que sea la más adecuada”
Desde la icónica plaza, donde el mundo entero posará su mirada en pocos días, el cardenal explicó razón por la que los católicos deben rezar por los cardenales reunidos en el cónclave: “Se trata de hacer la voluntad de Dios, y la voluntad de Dios nunca es evidente, nunca es clara”.
“Hay que hacer un discernimiento y en ese discernimiento cuenta mucho la oración de los que vamos a tomar una decisión o vamos a votar, y de los que están acompañándonos, porque somos todos uno”, señaló.
Reiteró que la misión de los cardenales es “hacer la voluntad de Dios” y dar “a la Iglesia y al mundo la persona que sea la más adecuada, la persona en la que Dios está ya pensando y decidiendo”. Así, insistió en que las oraciones son necesarias “para que seamos capaces de hacer lo que debemos hacer”.
Un puente entre Europa y África
En el año 2027, el Papa Francisco nombró a López Romero Arzobispo de Rabat, la capital de Marruecos, país del norte de África donde el 97% de la población es musulmana y tan sólo hay alrededor de 30.000 católicos.
Fue creado cardenal por el Papa Francisco en el consistorio del 5 de octubre de 2019. En aquella ocasión, enfatizó en conversación con ACI Prensa que en Rabat “hay una Iglesia diminuta pero significativa, por el mensaje que podemos transmitir a la Iglesia Universal y al mundo entero”.
“Somos una Iglesia puente entre Europa y África, entre musulmanes y cristianos, entre España y Marruecos, entre el oriente y el occidente, entre pobres y ricos, entre negros y blancos. Un puente. Eso es lo que pretendemos ser en este tiempo en que hay tantos que pretenden levantar muros, barreras, fronteras, o incluso fosos”, afirmó.
El Cardenal López Romero es un firme defensor del diálogo interreligioso, en particular entre cristianos y musulmanes debido a su liderazgo en Marruecos.
“Mostrar al mundo que es posible vivir en comunión entre nosotros, siendo tan distintos, es ya ser signo de la Trinidad, que es Comunión dentro de la diferencia entre las tres personas”, señaló en una carta publicada en 2021.
De España a Marruecos, pasando por América Latina
El Cardenal Cristóbal López Romero SDB nació el 19 de mayo de 1952 en Vélez-Rubio, en la Diócesis de Almería. En 1964 ingresó en la familia religiosa fundada por San Juan Bosco, profesando los votos perpetuos a los 22 años, el 2 de agosto de 1974.
Tras completar sus estudios secundarios en el seminario salesiano de Gerona cursó su formación en Filosofía y Teología en el seminario salesiano de Barcelona (España). Además, en 1982 obtuvo un diploma en Ciencias de la Información, en la especialidad de Periodismo, en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Ordenado sacerdote el 19 de mayo de 1979, comenzó su ministerio pastoral atendiendo a los marginados en el barrio periférico de La Verneda, también en Barcelona.
En 1984 se trasladó a Paraguay, donde durante dos años se dedicó a la pastoral juvenil en el colegio salesiano de Asunción. Allí fue delegado provincial para la pastoral vocacional juvenil, dirigió el “Boletín Salesiano” y también fue párroco en la capital paraguaya.
Desde 1994 y hasta el año 2000 fue superior de los Salesianos en Paraguay y también director de comunidad, así como docente en el colegio de Asunción. También fue misionero en las misiones salesianas del país durante un año.
Posteriormente fue destinado a Marruecos, donde entre 2003 y 2011 fue director de la comunidad salesiana y responsable de la pastoral parroquial y escolar en el Centro de Formación Profesional de Kenitra.
Después regresó a América Latina como superior de la provincia salesiana de Bolivia, y también pasó tres años en España (2014-2017) como superior de la provincia salesiana de María Auxiliadora.
El 29 de diciembre de 2017, el Papa Francisco lo nombró Arzobispo de Rabat y, dos años más tarde, también lo nombró administrador apostólico de Tánger, cargo que desempeñó hasta el 25 de febrero de 2022.
Recibió la ordenación episcopal el 10 de marzo de 2018 en la Catedral de San Pedro de Rabat, de manos del Cardenal Juan José Omella.
López Romero también impulsó el instituto ecuménico de teología Al Mowafaqa, que significa “acuerdo” o “entendimiento”, fruto de la amistad y el diálogo entre su predecesor y el pastor luterano, presidente de la Iglesia Evangélica local.
Del 30 al 31 de marzo de 2019 recibió al Papa Francisco durante su viaje a Marruecos, con motivo del octavo centenario del histórico encuentro entre San Francisco de Asís y el sultán al-Malik al-Kamil.