Durante sus doce años de pontificado, el Papa Francisco no ha ocultado, sino más bien ha dejado en claro su profunda devoción por la Virgen María. Muestra de ello fue su voluntad de ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, lugar al que antes y después de cada viaje apostólico, acudía a pedir la protección maternal de la Virgen. 

Pero su amor por la Virgen María lo acompaña desde sus tiempos en Argentina, y a lo largo de su vida la ha podido venerar bajo sus diferentes advocaciones. Hoy te contamos cuáles fueron las advocaciones marianas más queridas por el Santo Padre.

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1. Salus Populi Romani

“Mi vida y mi ministerio sacerdotal y episcopal los he confiado siempre a la Madre de Nuestro Señor, María Santísima. Por tanto, pido que mis restos mortales descansen esperando el día de la resurrección en la Basílica Papal de Santa María la Mayor”, solicitó Francisco entre sus últimas voluntades, divulgadas al conocerse la noticia de su fallecimiento, pidiendo así descansar a los pies de este ícono bizantino de la Virgen con el Niño.

“Salus Populi Romani” significa “Salud del Pueblo Romano”. La tradición relata que fue el Papa Gregorio quien llevó el ícono a la Basílica de Santa María la Mayor, en el año 590, al final de una procesión para invocar el cese de una de las pestes más graves de la urbe. A ella se le atribuye la protección de los romanos. Es la patrona de la ciudad.

“Deseo que mi último viaje terrenal termine en este antiquísimo santuario mariano, al que acudía en oración al inicio y al final de cada Viaje Apostólico, para encomendar confiadamente mis intenciones a la Madre Inmaculada y agradecerle sus dóciles y maternales cuidados”, precisó el Papa Francisco al dejar por escrito sus últimos deseos.

Papa Francisco ante la imagen de la Salus Populi Romani. Crédito: Vatican Media
Papa Francisco ante la imagen de la Salus Populi Romani. Crédito: Vatican Media

2. Virgen de Luján 

Nuestra Señora de Luján es la patrona del país natal del Papa, por lo que siempre la tuvo presente. Mientras estuvo en Argentina visitando su santuario, y durante su pontificado, tuvo siempre presente su devoción y enviaba su afecto en cada fiesta de la Virgen.

En 2013, apenas comenzado su pontificado, la audiencia del 8 de mayo tuvo como protagonista a la imagen de la Virgen de Luján, gesto que repitió en años posteriores. A sus pies, el Santo Padre depositó una ofrenda floral, y pidió a los presentes un gran aplauso.

En tiempos de pandemia, el Papa envió una carta al Arzobispo de Mercedes-Luján (Argentina) a pocos días de la festividad de María de Luján: “Se acerca el 8 de mayo y mi corazón ‘viaja’ a Luján”, aseguró.

En 2022, el Papa Francisco recibió en el Vaticano la imagen de la Virgen de Luján que acompañó a los soldados argentinos en la Guerra de Malvinas.

Además, uno de sus últimos gestos antes de morir, fue obsequiar una estatuilla de la Virgen de Luján, patrona de Argentina, a la rectora de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, institución vinculada al Hospital Gemelli, donde estuvo internado durante 38 días.

Papa Francisco con la imagen de la Virgen de Luján. Crédito: Daniel Ibáñez/EWTN
Papa Francisco con la imagen de la Virgen de Luján. Crédito: Daniel Ibáñez/EWTN

3. Nuestra Señora que Desata los Nudos

La devoción de Jorge Bergoglio por la Virgen Desatanudos comenzó en 1986 durante un viaje que realizó a Alemania para finalizar su tesis doctoral sobre Romano Guardini. Allí, en una visita a la iglesia de St. Peter am Perlach, se sintió cautivado por una imagen de la Virgen María desatando nudos que data de 1700.

Fue el jesuita quien llevó entonces esta devoción a Argentina, y el 8 de diciembre de 1996, se inauguró en Buenos Aires el Santuario de Nuestra Señora que Desata los Nudos, que se ha convertido en un importante destino de peregrinación.

Ya como Papa, esta devoción lo acompañó al Vaticano, llevando su imagen y divulgando su devoción, al recomendar frecuentemente que se invoque su intercesión ante “los enredos de la vida”.

En su viaje a Canadá, el Santo Padre obsequió a los pueblos indígenas una escultura de esta advocación de la Virgen para destrabar los problemas del mundo.

Papa Francisco con la Virgen Desatanudos. Crédito: Captura de video/Vatican Media
Papa Francisco con la Virgen Desatanudos. Crédito: Captura de video/Vatican Media

4. Nuestra Señora de Guadalupe

Cada año de su pontificado, el Papa Francisco ha celebrado la Misa por la patrona de América, destacando su papel como símbolo de inculturación del Evangelio en la región.

El pontífice ha considerado a la Virgen morena “madre de los pueblos” y promotora de la unidad en la diversidad.

En 2016, a pocos días de emprender su viaje a México, el Papa Francisco aseguró que cuando estaba “con miedo de algún problema o que ha sucedido algo feo y uno no sabe cómo reaccionar, y le rezo, me gusta repetirme a mí mismo: 'No tengas miedo, ¿acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre?'. Son palabras de Ella: 'No tengas miedo'. Es lo que más me dice Ella”.

Durante esa visita a México, Francisco aseguró que la Guadalupana, "así como se hizo presente al pequeño Juanito [San Juan Diego], de esa misma manera se sigue haciendo presente a todos nosotros; especialmente a aquellos que como él sienten que no valían nada".

"Que María, la Madre de Guadalupe, siga visitándolos, siga caminando por estas tierras –México no se entiende sin Ella–, siga ayudándolos a ser misioneros y testigos de misericordia y reconciliación”, dijo a los mexicanos al despedirse del país.

Papa Francisco junto a la imagen de la Virgen de Guadalupe. Crédito: Daniel Ibáñez/EWTN
Papa Francisco junto a la imagen de la Virgen de Guadalupe. Crédito: Daniel Ibáñez/EWTN

5. Nuestra Señora del Carmen

El estrecho vínculo de Jorge Bergoglio con la Virgen del Carmen hizo que ella fuera la depositaria de una promesa que lo acompañó desde 1990 hasta su muerte: la de no ver televisión.

En una entrevista concedida en 2015 al periódico La Voz, el pontífice aclaró que esta promesa no tenía un motivo en particular.“Me dije ‘esto no es para mí’”, reconoció, y precisó que ni siquiera veía los partidos de San Lorenzo, el club de fútbol del que era simpatizante.

Además, en la última fiesta de la Virgen del Carmen, en julio de 2024, imploró “que la Beata Virgen del Monte Carmelo dé consuelo y obtenga paz a todos los pueblos oprimidos por el horror de la guerra”, y mencionó especialmente a Ucrania, Palestina, Israel y Myanmar.

Papa Francisco junto a la Virgen del Carmen. Crédito: Vatican Media
Papa Francisco junto a la Virgen del Carmen. Crédito: Vatican Media

6. Nuestra Señora de Fátima

A inicios de su pontificado, el Papa Francisco consagró al mundo a la protección de la Virgen de Fátima, ante unas 100 mil personas presentes en la Plaza de San Pedro, ante una imagen llevada especialmente al Vaticano desde Portugal.

Además, el Santo Padre visitó el Santuario de Fátima en dos ocasiones: en mayo de 2017, con motivo del centenario de las apariciones de la Virgen, oportunidad en la que celebró la canonización de los pastorcitos Francisco y Jacinta; y otra en agosto de 2023, durante la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa.

“Me presento ante la Virgen como Pastor universal, ofreciéndole un ramo con las ‘flores’ más bellas que Jesús ha confiado a mi cuidado, es decir, los hermanos y hermanas de todo el mundo redimidos por su sangre, sin excluir a nadie”, dijo en su primera visita.

“Unido a mis hermanos, en la Fe, la Esperanza y el Amor, me entrego a Ti. Unido a mis hermanos, por ti, me consagro a Dios, Oh Virgen del Rosario de Fátima. Y cuando al final me veré envuelto por la Luz que nos viene de tus manos, daré gloria al Señor por los siglos de los siglos. Amén”, rezó en aquella ocasión.

Papa Francisco junto a la Virgen de Fátima. Crédito: Daniel Ibáñez/EWTN
Papa Francisco junto a la Virgen de Fátima. Crédito: Daniel Ibáñez/EWTN

7. María, Madre de la Iglesia

Aunque la devoción a María, Madre de la Iglesia, se remonta a la época del Concilio Vaticano II, fue el Papa Francisco quien, el 11 de febrero de 2018, mediante el Decreto "Ecclesia Mater", introdujo en el calendario litúrgico un día dedicado a celebrar su memoria.

Desde entonces, los católicos celebran a María, Madre de la Iglesia cada lunes siguiente a la Solemnidad de Pentecostés.

"María es la Madre que nos da a su Hijo Jesús. María es el camino que nos lleva al Corazón de Cristo, que dio su vida por amor a nosotros. Por eso la amamos y veneramos", expresó el Pontífice en 2022, al celebrar su memoria.