Tras la muerte del Papa Francisco, los católicos de todo el mundo quedamos sin pastor universal durante el período de sede vacante. Esta realidad trae consigo una serie de cambios en la liturgia de la Misa, en la manera de obtener indulgencias plenarias y en la fórmula de diversas oraciones que sirven para pedir por el Santo Padre y sus intenciones.
El P. Luis García Gutiérrez, Vicario General de la Diócesis de León (España) y estudioso de la liturgia católica, explicó que cada Misa, dondequiera que se celebre, tiene siempre un carácter comunitario y universal.
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Durante la Misa, la Plegaría Eucarística “es la cumbre de toda la celebración”, según la Enciclopedia Católica. Esta es la oración que el sacerdote eleva al Padre, en nombre de la comunidad, para que por la acción del Espíritu Santo, los dones que han ofrecido los hombres sean consagrados, es decir, se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Cristo que se van a recibir en la Comunión. El presbítero también pide que estos dones sean para salvación de quienes los reciban.
“Cada Plegaria Eucarística tiene un principio teológico, que también es eclesiológico y, por supuesto, litúrgico: La Eucaristía no es celebrada por una comunidad aislada, por sí sola, ni por su propia iniciativa y voluntad, sino que está enraizada en la historia de la Iglesia. Por supuesto, cada Misa está enraizada con el fundador de la Iglesia, que es Jesucristo, quien instituyó la Eucaristía el Jueves Santo”, dijo el P. García en entrevista con ACI Prensa.
La Misa, explicó el sacerdote español, se celebra en comunión con la Iglesia local y universal. Esta comunión se expresa mencionando, con nombre propio, al Papa y al obispo diocesano durante la Plegaria Eucarística.
“¿Qué se hace durante la sede vacante? Pues omitimos su nombre. Se omite la referencia al Papa, porque no hay Papa, y se nombra directamente al Obispo, que por supuesto continúa siendo una cosa significativa”, afirmó el P. Garcia.
Un grupo de fieles de la Diócesis de León estuvo, junto a su Vicario General, de peregrinación jubilar en Roma esta semana. El P. García destacó que, durante la sede vacante, la Diócesis de Roma se queda sin el Papa y sin su obispo. En este caso, el sacerdote aseguró que durante la Misa “se omiten las dos referencias”.
“Simplemente se omiten las dos referencias y en el resto de las diócesis del mundo se hace la referencia a la comunión con el pastor propio, el Obispo diocesano”, remarcó.
El P. García dijo que los días de sede vacante, especialmente aquellos después del funeral del Papa Francisco, deben aprovecharse para pedir intensamente al Espíritu Santo que asista a los cardenales, para que puedan “escoger al pastor que necesitan la Iglesia y el mundo en la actualidad”.
Indulgencias plenarias y otras oraciones
Durante la peregrinación jubilar, el experto en liturgia instruyó a su grupo para que, en lugar de rezar por las intenciones del Papa, “rezaran por las intenciones de la Iglesia” para ganar las indulgencias plenarias garantizadas por el Jubileo de la Esperanza.
“Al fin y al cabo, las intenciones del Papa son las mismas de la Iglesia universal. Lo que pedimos fue simplemente orar por la Iglesia, por toda la Iglesia universal. Lo mismo con cualquier otra oración que tenga que ver con el Santo Padre y con sus intenciones”, explicó el P. García.
El sacerdote español destacó la importancia de rezar siempre por el Papa. “Es Pedro, el fundamento, la piedra sobre la que se asienta la Iglesia. Rezar por el Papa es volver a nuestros orígenes, a nuestras raíces, a nuestro cimiento. Es el sentido de nuestra fe y de nuestra comunidad católica. La referencia a Pedro es esencial”, explicó.
“Estar en comunión con el Papa, es estar dispuestos a seguir sus indicaciones, su magisterio y sus enseñanzas. Es un principio eclesiológico fundamental. Nuestra fe es apostólica, pero es romana porque se asienta sobre Pedro”, concluyó.