El debate sobre el feriado del Viernes Santo continúa en Chile, involucrando a las grandes firmas de centros comerciales, sectores políticos, sindicatos de trabajadores e incluso a la Iglesia Católica, que pide que se respete el feriado en un día tan importante para los cristianos.
Las discusiones comenzaron el último mes, cuando se supo que los tres centros comerciales más grandes de Chile pretenden abrir sus puertas el próximo Viernes Santo, una decisión inédita en la historia del país donde, pese a no ser un feriado irrenunciable, la tradición se ha respetado durante décadas, permitiendo a los trabajadores participar de las celebraciones religiosas.
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La tradición, la profesión de la fe y los derechos laborales fueron esgrimidos como argumentos en este intenso debate, que tiene en la mira a los propietarios de los centros comerciales Falabella, París y Ripley, y su intención de abrir sus puertas con normalidad el próximo Viernes Santo.
En ese marco, referentes de sindicatos mantuvieron hace algunas semanas un encuentro con el Arzobispo de Santiago, Cardenal Fernando Chomali, quien destacó que “si el Estado de Chile declara feriado el Viernes Santo es porque reconoce en estas celebraciones un bien para los chilenos, en tanto fortalecen los valores cristianos que han nutrido y animado nuestra cultura y nos unen en torno a ellos”, calificando de “lamentable” la decisión de abrir los locales y llamando a los empresarios a reconsiderarla.
Pese a ello, faltando pocos días para las celebraciones de Semana Santa, los comerciantes han mantenido su postura, argumentando que, de no abrir, los ingresos se verán afectados y eso tendrá un impacto en la actividad económica.
Tanto el Gobierno como la Iglesia Católica expresaron su apoyo a los empleados, que se amparan en la tradición y en la práctica religiosa, e incluso un grupo de diputados del bloque Chile Vamos ha ingresado en el Congreso Nacional un proyecto de ley para declarar feriado irrenunciable el Viernes Santo, lo que obligaría al cierre de todas las tiendas por departamentos, de los grandes supermercados y los establecimientos que no son atendidos por sus dueños.
En el calendario chileno, hasta ahora los feriados irrenunciables son: 1 de enero (Año Nuevo); 1 de mayo (Día del Trabajador); 18 y 19 de septiembre (Fiestas Patrias y las Glorias del Ejército); y 25 de diciembre (Navidad).
La Cámara Nacional de Comercio (CNC), que agrupa a los comerciantes de Chile, criticó el proyecto de ley asegurando que se trata de una maniobra de “oportunismo electoral” de cara a las elecciones parlamentarias de octubre, recoge el portal BioBioChile.
Pese a no tratarse de un feriado irrenunciable, durante décadas, el Viernes Santo fue una fecha en la que las tiendas no abrieron al público. Pero en 2025, tanto Falabella, como París y Ripley, las tres firmas más grandes de retail de Chile, anunciaron que funcionarán normalmente, ofreciendo una compensación económica a sus empleados por tratarse de una jornada festiva.
Los trabajadores aseguran que el feriado del Viernes Santo es un derecho adquirido, y recibieron el apoyo de la Dirección del Trabajo, que emitió un comunicado sosteniendo que "el no haberse abierto durante años anteriores las tiendas de comercio al público durante la festividad religiosa correspondiente a Viernes Santo, indefectiblemente conlleva a razonar que, durante esa fecha, el empleador ha convenido tácitamente con tales trabajadores que el feriado se exprese como uno de descanso de forma absoluta, ya sea para fines de reflexión religiosa, espiritual u otra, sin que por ello se afecten sus remuneraciones”, reproduce La Tercera.
Dicho acuerdo tácito, señala el documento, “forma parte del contrato vigente con aquellos trabajadores y, en consecuencia, obliga a las partes a su íntegro cumplimiento", ya que las cláusulas tácitas “son una proyección del principio de la primacía de la realidad y, por tanto, su naturaleza es eminentemente protectora y garantista”.
Otro de los argumentos para defender el derecho al descanso en este día apunta a que ignorar el Viernes Santo muestra “indicios de una conducta discriminatoria a la libertad de conciencia, la manifestación de creencias y la libertad de culto”.
En los últimos días, el Cardenal Chomali se pronunció nuevamente sobre el tema. En un comunicado titulado “Cuidar el Viernes Santo es cuidar a Chile”, al tiempo que reconoce el bien que estas empresas de retail hacen a la sociedad, generando empleo y ofreciendo bienes y servicios, hace hincapié en las vidas de los trabajadores y su valor social.
Las fiestas religiosas, afirma el purpurado, expresan los valores que sostienen, animan y unen a la sociedad. Por eso, “ir en contra de ellas provoca un daño muy profundo a la comunidad”, advierte, señalando también que esa actitud “pone de manifiesto que el valor supremo de quienes pretenden eliminarlas del calendario es la ganancia económica; que lograr riqueza justifica poner trabas para que los trabajadores vivan su fe; que importa más el tener que el ser; que las cosas son más importantes que las personas; que el capital se impone sobre el trabajo y la materia por sobre el espíritu”.
Esta medida, añade, “nos divide como comunidad” ya que, pese a ser Chile un Estado laico, “ha sido muy sabio al mantener feriados algunos días de nuestro calendario”, como el Viernes Santo, fecha que pese a no ser irrenunciable, “nadie debiese verse obligado a renunciar a él”, considera, algo que sucedería si las grandes tiendas abrieran ese día, perjudicando principalmente a los trabajadores, “violentando sus creencias y deteriorando el encuentro familiar”.
“Hago un llamado a que los responsables del retail no abran ese día. Con esa decisión demostrarán magnanimidad, amor a Chile y sus tradiciones, empatía hacia sus trabajadores que agradecerán ese gesto, y sobre todo respeto a la fe de millones de personas que quieren celebrar con recogimiento junto a sus familias la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo”, concluye.