El Papa Francisco denunció la “mentalidad clerical y machista” que se despreocupa de formar a las religiosas, al tiempo que hizo hincapié en la brecha que existe en relación con las inversiones que hace la Iglesia Católica para financiar los estudios del clero.

“Se ha invertido poco en esto, mucho menos que en la formación del clero”, exclamó en una audiencia con el Patronato de la Fundación Conrad Hilton, una organización benéfica estadounidense sin ánimo de lucro que, además de trabajar en los ámbitos de la educación, la sanidad, la ayuda a los refugiados y la lucha contra la pobreza, está comprometida con el apoyo a las consagradas.

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Así, denunció que la falta de preocupación para que las religiosas también puedan estudiar es “porque se piensa que las monjas, y también las mujeres, son de segunda clase”. Y agregó: “Necesitamos superar una mentalidad clerical y machista”.

 “No hay que olvidar que desde el día del Jardín del Edén han estado al mando... ¡Las mujeres han estado al mando! Es importante que las hermanas puedan estudiar y formarse. El trabajo en las fronteras, en las periferias, entre los últimos, necesita personas formadas y competentes”, destacó el Pontífice. 

“La misión de las hermanas es servir a los últimos, y no ser siervas de alguien”, agregó en su alocución ante miembros de esta organización estadounidense, creada en 1944 por el multimillonario Conrad Hilton, que también se ocupa de la atención a personas sin hogar, así como enfermos de VIH, entre otros grupos sociales vulnerables.

El Papa Francisco también reveló una faceta desconocida sobre este empresario hotelero: “Conrad Hilton tenía en gran estima a las monjas y en su testamento pidió a la Fundación que las apoyara en su misión de servir a los más pobres y a los últimos. Una vez, me dijo alguien que era agnóstico, pero acabó en el hospital y las monjas le cuidaron... Se convirtió gracias a eso. Y dijo: qué sería de la Iglesia sin las monjas... ¡es precioso!”.

En otro momento de su discurso, el Santo Padre constató que, si bien no hay “suficientes monjas en puestos de responsabilidad” en las diócesis o en la Curia, la situación está cambiando. 

En este sentido, citó el caso de la religiosa Simona Brambilla, nueva prefecta del Dicasterio para la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica o de Raffaella Petrini que presidirá la Gobernación del Vaticano a partir de marzo. “Gracias a Dios las monjas van por delante y saben hacerlo mejor que los hombres. Es así... porque tienen esa capacidad de hacer las cosas, las mujeres, y las monjas”, aseguró.

Además, hizo un llamamiento global a sumar más perfiles femeninos, en concreto de consagradas, en las diócesis de la Iglesia Católica, aunque denunció cierta resistencia por parte de las superioras de las congregaciones y órdenes religiosas.

“A veces he oído obispos que me decían: me gustaría nombrar monjas para algunos cargos en la diócesis, pero sus superioras no las dejan ir. No, por favor, que vayan. Así que digo a las superioras: sed generosos, tened el aliento de la Iglesia universal y de una misión que va más allá de las paredes de vuestro instituto”, enfatizó.

En la audiencia que ha tenido lugar en el Aula Pablo VI del Vaticano, en la que también se ha celebrado la Audiencia General de este miércoles, Francisco ha elogiado la labor de esta fundación de Estados Unidos que se hace “urgente en un momento en que el número de pobres y excluidos sigue aumentando”.

El Pontífice recalcó que solo está permitido despreciar a una persona “para ayudarla a levantarse” y aprovechó la ocasión para reflexionar sobre la compasión de Dios. 

“El servicio gratuito es un testimonio, un testimonio concreto de amor y compasión. No olvidéis esta palabra: compasión, 'sufrir con'. Dios es compasivo, Dios nos tiende la mano y sufre con nosotros. Y compasión no es lanzar una moneda a la mano del otro sin mirarle a los ojos. No. Compasión es acercarse y sufrir con”, especificó.