El Arzobispo de La Plata (Argentina), Mons. Gustavo Carrara, quien tomó posesión de la Arquidiócesis el pasado 28 de diciembre, se refirió en una entrevista a diversos temas de actualidad: la integración de los barrios populares, la crisis en Argentina, y la siempre esperada visita del Papa Francisco a su tierra natal.
En diálogo con Radio Provincia, este martes 14 de enero el prelado admitió que “hace 60 días no esperaba estar acá en la Arquidiócesis de La Plata”, y reconoció que está “muy agradecido por la calidad de la recepción que estoy teniendo”.
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El Evangelio conduce a vivir con alegría y dignidad
Su aporte a la arquidiócesis, aseguró, tiene que ver con “anunciar la alegría del Evangelio”, lo que “lleva a que también las personas puedan vivir con alegría, con dignidad”, una de las claves de su ministerio, marcado por su atención pastoral a las Villas y Barrios Populares. Actualmente, y desde la última asamblea plenaria del Episcopado, Mons. Carrara es presidente de Cáritas Argentina.
“Se define barrio popular a un mínimo de 12 familias viviendo en un lugar y no tienen la tenencia de la tierra, o sea, no tienen escritura. También la accesibilidad a los servicios básicos –agua, electricidad segura, cloacas y otros– es nula o muy deficiente”, explicó.
En La Plata, puntualizó, “hay un montón de barrios populares”, donde viven sobre todo niños, niñas y adolescentes. Al respecto, Mons. Carrara planteó: “¿Qué necesita un chiquito, una chiquita, un adolescente? Además del calor y del cariño de su familia, necesita una escuela cerca, un club, un espacio donde desplegar sus potencialidades; los jóvenes necesitan un primer trabajo”. Por eso, hizo hincapié en la necesidad de fortalecer las comunidades.
Las respuestas no pueden ser ni mercadocéntricas ni estadocéntricas
“Fortalecer la vida comunitaria es muy importante porque las respuestas no pueden ser ni mercadocéntricas ni estadocéntricas, sino que las tienen que dar las mismas comunidades”.
El prelado consideró que “fortalecer los comedores no es para que permanezcan para siempre pero sí para que después esa comunidad vaya atendiendo otros problemas”.
“Conozco experiencias directas de comedores comunitarios que no son de la Iglesia Católica sino que surgieron de grupos de vecinos y vecinas que, en los momentos de mayor crisis, trabajan esencialmente por lo alimentario”, puntualizó, pero “cuando esa crisis baja, afloja, y las familias empiezan a tener trabajo y ya no necesitan tanto del comedor comunitario, esos mismos espacios ya constituidos como una pequeña comunidad viran su trabajo hacia apoyos escolares, o se animan a emprender un centro de primera infancia o incluso logran interactuar con jóvenes que tienen problemas con consumos y están en calle. Y no sólo les dan de comer sino que trabajan para que salgan de la calle, estoy pensando en experiencias que conozco”, profundizó.
Mons. Carrara reconoció dos cosas positivas de la gestión del presidente Javier Milei: la disminución de la inflación, y el aumento en el monto de la Tarjeta Alimentar y la Asignación Universal por Hijo (AUH). Sin embargo, señaló que “si hay algo que se desfinanció de modo abrupto –y algunas se están dando por goteo o prácticamente se han paralizado– es la política de integración de barrios populares”, es decir, las obras de cloacas, alumbrado, la construcción del cordón-cuneta, las obras en centros de salud.
El desfinanciamiento de comedores afecta a la organización comunitaria
Consultado sobre el aporte del Estado con alimentos para los comedores, el prelado expuso que Cáritas Argentina continúa recibiendo asistencia alimentaria de un programa de Naciones Unidas, que en comedores a cargo de movimientos populares, esa ayuda se descontinuó, “partiendo del preconcepto de que hay corrupción en todos esos lugares, con lo cual yo no estoy de acuerdo”.
“Sí estoy de acuerdo en que los comedores y todos los espacios hagan sus rendiciones y reciban sus supervisiones. Eso es así: tiene que ser para todos igual”, sentenció.
Hoy por hoy, observó, hay “muchos espacios que daban de comer que ya no lo están haciendo. Eso también afecta a la organización comunitaria, porque en torno a esos comedores se genera vida comunitaria”, precisó.
Papa Francisco, amigo del tiempo
Al referirse a su reciente encuentro con el Papa Francisco, expresó: “Lo vi muy muy lúcido, con mucha capacidad de trabajo. Eso me admiraba de cuando estaba en Buenos Aires: los temas que se podían resolver en el día él no los dejaba de resolver. ¡Cómo sabía también ser, por así decirlo, amigo del tiempo! Iniciar y acompañar procesos que no se podían acelerar”, valoró.
En ese marco, se refirió a las preocupaciones del Papa y a su invitación, en este Año Jubilar, “a descubrir cuáles son los signos de los tiempos y transformarlos en signos de Esperanza”.
Sobre el tan esperado viaje del Papa Francisco a Argentina, Mons. Carrara admitió: “En concreto yo no le pregunté. Solo Dios sabe –él también va a hacer su discernimiento– si es posible o no ese viaje”.
“A mi juicio personal sería una profunda alegría y una bendición para la Argentina su visita. Si tiene el ánimo y, sobre todo, las fuerzas físicas que tuvo, por ejemplo, para visitar durante 12 días Oceanía-Asia, recorriendo y animando, si tiene algo de esa energía, Dios quiera que la pueda desplegar para la visita a la Argentina”, anheló.