Tal como le pidieron durante el encuentro que mantuvieron en marzo, los obispos argentinos sostienen la intención de que el presidente de la Nación, Javier Milei, incluya en su anunciado Pacto de Mayo, un ítem referido a la educación como pilar fundamental en el desarrollo del país.

Aunque en aquel momento, el mandatario había respondido con la negativa a dicho pedido, argumentando que el acuerdo federal que propone es exclusivamente en materia económica, los prelados consideran que el cambio de gobierno es una oportunidad para renovar un compromiso entre todos los signos políticos en materia de educación.

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En ese sentido, el mencionado Pacto —cuya firma estaba prevista para el 25 de mayo, aniversario del primer gobierno patrio, pero fue postergada— sería el marco para ponerle el cuerpo a ese compromiso.

La multitudinaria marcha en defensa de la educación pública contra los recortes presupuestarios, con epicentro en Buenos Aires y réplicas en el interior del país, renovó la esperanza sobre la inclusión del aspecto educativo entre las prioridades del gobierno.

Además de las dificultades económicas que atraviesan numerosos colegios católicos, la mayor preocupación de la Iglesia es, por un lado, la deserción escolar; y por otro, la disminución de la calidad educativa.

Recientemente, y en el marco del cincuentenario del crimen del P. Carlos Mugica, un sacerdote que trabajó en las denominadas Villas Miseria (hoy barrios populares), el Arzobispo de Buenos Aires, Mons. Jorge García Cuerva, se detuvo en las necesidades de los argentinos, haciendo mención especial de la educación.

“Siete de cada diez chicos son pobres; pibes con hambre revolviendo la basura, chicos no escolarizados, o con una instrucción demasiado básica, no pudiendo leer de corrido, o interpretar un texto”, enumeró, y recordando palabras de Pablo VI, consideró que “el hambre de instrucción no es menos deprimente que el hambre de alimentos: un analfabeto es un espíritu subalimentado”. 

“Saber leer y escribir, adquirir una formación profesional, es recobrar la confianza en uno mismo y descubrir que se puede progresar al mismo tiempo que los demás”, aseguró, y señaló: “La educación básica es el primer objetivo de un plan de desarrollo”.

Con esta premisa, desde hace algunos años, la Iglesia Católica avanza en el llamado a un Pacto Educativo Argentino — en consonancia con el Pacto Global convocado por el Papa Francisco— y lleva realizados encuentros en varias provincias, en búsqueda de consensos para ofrecer una educación inclusiva y de calidad.

El pedido de la Iglesia Católica para que el tema de la educación se sume al Pacto, que podría firmarse recién en junio, se suma a la solicitud de unas 90 organizaciones no gubernamentales convocadas por la Coalición por la Educación, Padres Organizados, Asociación Conciencia, CIPPEC y la Fundación Potenciar Argentina.

Hace algunos días, el pedido fue presentado por el Senador Maximiliano Abad, y el Jefe de Gabinete Nicolás Posse admitió la posibilidad de que el tema forme parte de la agenda, de cara al acuerdo federal que propone el gobierno de Javier Milei, y para el que aún no se confirmó fecha.