Semana vocacional en Colombia: La oración es fundamental para oír el llamado de Dios

Cruz. Imagen referencial. | Crédito: Yannick Pulver (Unsplash)

Para descubrir el llamado del Señor es necesario recurrir a la oración, una práctica que “tiene en sí misma los elementos que llevan a un serio y decidido discernimiento vocacional”, afirma el P. Manuel Hernando Vega León, de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) en el marco de la Semana vocacional.

El P. Vega León, director de los Departamentos de Ministerios Ordenados y Vida Consagrada del Secretariado Permanente de la CEC, destaca la importancia de la oración en el subsidio preparado para esta semana especial que se inició el 14 de abril y culminará el domingo 21, cuando la Iglesia celebre LXI Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.

En la presentación del documento, el sacerdote explica que el acompañamiento en el discernimiento exige tener certezas “en cuanto a la recta intención y las suficientes motivaciones vocacionales” que garanticen del candidato “la capacidad para asumir las exigencias del seguimiento de la persona de Jesús”.

Para este esfuerzo, indica, se requiere “de una de las acciones necesarias e inherentes de la tarea vocacional: la oración”, pues esta lleva en sí los elementos que permiten un decidido discernimiento vocacional.

“No es que la oración tenga ese fin, ni mucho menos que en ella recibamos respuestas inmediatas a nuestros interrogantes; al contrario, toda experiencia de oración si es vivida en silencio interior y exterior, en la profundidad de un encuentro personal con el Señor, conlleva un ejercicio de discernimiento, porque pone la realidad de la propia vida en contacto con el querer de Dios”, señala.

Para reafirmar esto, el P. Vega asegura que “la oración que acompaña el discernimiento vocacional tiene algunos rasgos particulares, que enriquecen la respuesta vocacional”, entre los que están:

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1. La oración siempre ha de estar centrada en la Palabra de Dios, puesto que la oración nos exige la escucha de la Palabra del Señor, en ella descubrimos la voluntad de Dios y los grandes valores y criterios del Evangelio que nutren la vida cristiana y sin duda la vocación de especial consagración.

2. La oración se realiza desde la propia realidad, en ella ponemos la verdad de nuestra vida, sin apariencias, ni ocultamientos, con el deseo de dejarnos trasformar por la verdad del Evangelio, en la aceptación de nuestras propias limitaciones y el trabajo decidido para hacer que, en el silencio de la oración surjan los signos de madurez que se requieren en el servicio a Dios y a su Iglesia.

3. La oración no es egoísta, ni aislada, tiene un profundo sentido comunitario, eclesial, en la oración nos ponemos en el mundo y al servicio de él, en la oración nos hacemos puentes entre Dios y las realidades de los hombres, es en este rasgo que surgen las motivaciones de servicio y entrega a los demás.

4. La oración ayuda a definir las capacidades y la generosidad exigidas para optar por el seguimiento de Cristo, casto, pobre y obediente y configurar el corazón con Él, en el ministerio ordenado o la vida consagrada en los diversos carismas que el Espíritu da a la Iglesia.

El P. Vega indicó que si bien se pueden añadir otros más, estos rasgos ayudan “a comprender mejor la grandeza de la oración en el discernimiento vocacional” de una persona con inquietudes de “discernir la llamada que Dios ha hecho a su vida”.

En ese sentido, expresó su deseo de que el subsidio elaborado “ayude al crecimiento personal y espiritual de los animadores vocacionales y les permita a muchos, hombres y mujeres descubrir el camino de un verdadero y auténtico discernimiento vocacional”.

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