Incluso antes de su conversión, Santa Kateri tenía problemas con sus padres adoptivos porque se negaba a casarse y tener una familia, valores mohawk muy apreciados. Era una joven mohawk tradicional ejemplar, pero su conversión a la fe católica en 1676 no mejoró las cosas en un entorno político altamente polarizado.
Ya como católica, Santa Kateri decidió que observaría el ritmo de la vida cristiana no trabajando los domingos ni los días festivos y dedicando más tiempo a orar, pero a sus padres adoptivos y a muchos de sus familiares les parecía que estaba abandonando sus responsabilidades con la nación.
Su familia la insultó, la rechazó y la expuso a trabajos duros, acusándola de traicionar al país y de no ser verdaderamente mohawk. Una tía llegó incluso a acusarla de incesto con uno de sus tíos, pensando que la mentira impediría que Santa Kateri migrara y encontrara bienvenida en Kahnawake.
Finalmente, Santa Kateri reunió el coraje para abandonar Caunghnawaga, en el corazón de los mohawk, y siguió el consejo del sacerdote jesuita de la aldea para unirse a sus demás familiares y parientes en Kahnawake, noticia que enfureció a su padre adoptivo, quien perdía así a su segunda hija a causa de la migración.
Santa Kateri y los católicos Haudenosaunee asistían a Misa por la mañana y a las vísperas con la bendición del Santísimo Sacramento por la noche, todas cantadas en su propio idioma, mientras los sacerdotes oraban en latín.
Santa Kateri recibía la Sagrada Eucaristía con frecuencia y se confesaba cada ocho días. Su vida devocional se centraba en la contemplación del Señor Jesús en la Eucaristía.
Santa Kateri murió en Kahnawake en 1680.
Este artículo fue publicado originalmente por el National Catholic Register el 16 de agosto de 2021. Ha sido traducido y adaptado por ACI Prensa para su republicación.
Julieta Villar
Soy periodista, licenciada en comunicación por la Universidad Nacional de La Matanza en Argentina. Tengo experiencia laboral en organizaciones no gubernamentales. Desde 2016 me dedico al periodismo católico, primero en la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA) y, desde 2022, como corresponsal de ACI Prensa para Argentina, Chile, Uruguay y Bolivia.