Una cruz está vacía…
El 1 de noviembre de 1871, al pie de la cruz de Cristo, Angelita hizo voto privado para vivir los consejos evangélicos. Dos años más tarde, mientras oraba, tuvo una visión que le cambiaría la vida para siempre. Vio una cruz vacía justo delante del crucifijo frente al que estaba rezando. Ella comprendió que esa era la clave para entender su nueva misión: Dios le pedía que se subiera a esa cruz vacía, y que se hiciera "pobre con los pobres para llevarlos a Cristo".
Mientras continuaba trabajando en la zapatería, y bajo la autoridad del P. Torres, la santa empezó a escribir un diario espiritual, los llamados ‘Papeles de conciencia’, en el que quería plasmar sus ideales de vida religiosa. El 8 de diciembre de 1874 se consagró al Señor haciendo los votos perpetuos. María de los Ángeles tomó entonces oficialmente el nombre de “Ángela de la Cruz”. El 2 de agosto de 1875, la ‘Madre’, como empezarían a llamarla, y otras tres mujeres dieron inicio a la vida comunitaria en una habitación alquilada en Sevilla.
Al día siguiente empezó el trabajo de socorro a los pobres, indigentes y moribundos.