Obispo exiliado de Nicaragua celebra con cubanos a la Virgen de la Caridad

Mons. Silvio Báez celebra la Eucaristía en honor a la Virgen de la Caridad. Mons. Silvio Báez celebra la Eucaristía en honor a la Virgen de la Caridad. | Crédito: Facebook Cofradía de la Caridad del Cobre.

El Obispo Auxiliar de Managua (Nicaragua), Mons. Silvio Báez, quien vive exiliado en Estados Unidos, celebró el viernes la Misa por la fiesta de la Virgen de la Caridad con los fieles cubanos radicados en Palm Beach.

La Eucaristía fue celebrada en la parroquia Santa Juliana, de la Diócesis dirigida por Mons. Gerald Barbarito.

Asimismo, la celebración a la advocación mariana Patrona de Cuba fue organizada por la Cofradía de la Caridad del Cobre.

Por su parte, Mons. Báez presidió la Misa acogiendo el pedido de Mons. Barbarito, quien no podía estar presente, tal como indicó el P. Alfredo Hernández, rector del Seminario Regional San Vicente de Paul.

“A la Virgen —dijo Mons. Báez al inicio de la Misa— le vamos a encomendar al pueblo cubano, para que ella le acompañe, le consuele y anime su esperanza. Que sus palabras proféticas se hagan realidad un día en el noble pueblo cubano: el Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. Profecía de la Virgen que nunca ha sido desmentida”.

En ese sentido, el Prelado nicaragüense aseguró que el pueblo cubano “no es un pueblo huérfano, pues tiene una madre que lo cuida y que desde el cielo intercede por él y le acompaña en su camino de esperanzas hacia la libertad”.

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Por su parte, el P. Hernández, quien dio la homilía, señaló que es sabido que el pueblo cubano, “que venera a la Virgen como Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, sufre mucho”.

“Conocemos también las graves injusticias y aun la persecución contra la Iglesia que existen en varios otros países de las Américas: Nicaragua, Venezuela, Haití, para nombrar sólo tres”, añadió.

En ese sentido, indicó que la Virgen quiere que sus hijos sepan que nunca estarán solos si cuentan con ella, pues si bien no eliminó las incomodidades de su prima Isabel en sus últimos meses de su embarazo, sí la acompañó.

“Así hace con nosotros. Y cuando está con nosotros la Madre de Jesús, nunca estamos solos. Cada día estamos más unidos a Él, porque ella siempre nos lo trae en sus brazos”, aseguró.

En ese sentido, invitó a los fieles a imitar a María, que salió presurosa a acompañar a su prima embarazada.

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“Nuestro apuro, como el de María, debe ser el apuro por acompañar a nuestros hermanos que sufren, que están solos, que necesitan que nosotros seamos para ellos portadores del Hijo de María de Jesús”, indicó.

Por ello, pidió a la Virgen, en sus advocaciones de la Caridad del Cobre y de Nuestra Señora Apurada, ayudar a los fieles a estar llenos de gozo al recibirla a ella y a Cristo.

“Ayúdanos a estar apurados nosotros también, para que la Caridad reine en nuestros corazones y se desborde en todas nuestras relaciones”, expresó.

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