Sacerdote cubano: debemos pedirle perdón a la Virgen “por haber dado la espalda a su Hijo”

Virgen de la Caridad del Cobre en su Santuario en Cuba Virgen de la Caridad del Cobre en su Santuario en Cuba | Crédito: Flickr de cheeses

Cuba celebra hoy, 8 de septiembre, a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, patrona de la isla. En el marco de esta fiesta, un sacerdote escribió un mensaje en su cuenta de Facebook, en el que manifiesta que los cubanos “acuden como pueblo” a la Virgen con una serie de intenciones en el corazón.

El P. Alberto Reyes ejerce su ministerio pastoral en la Arquidiócesis de Camagüey. Su mensaje gira en torno a la intercesión de la Virgen de la Caridad por todo el pueblo cubano. Para el sacerdote, cada 8 de septiembre llega con la certeza de que aquella a quien llamamos Virgen y Madre está siempre cerca de sus hijos. “A ella acudimos como pueblo para pedirle perdón por haber dado la espalda a su Hijo, y para suplicarle su intercesión”, escribe.

Entre las peticiones a María del P. Reyes está: “Pedirle que volvamos el rostro a Dios, ese Dios al que abandonamos para irnos detrás de los ídolos de una ideología que nos hizo creer que la fe era perjudicial, que lo mejor que podíamos hacer como nación era desterrar a Dios y sacarlo del corazón, pero también de las escuelas, de los centros de trabajo, de la vida pública en general”.

Esto lo dice en referencia al comunismo profesado por el régimen cubano que sumió a la isla en la pobreza y el atraso. Para el P. Reyes, esta es una ideología que “enseñó” a los habitantes de Cuba a avergonzarse de Dios y de la fe, “y que mostró la religión como superstición, como atraso cultural e ignorancia, y que sin que nos diéramos cuenta hizo de Cuba una Babel, donde nadie escuchaba, donde nadie dialogaba, donde se impuso la voz del más fuerte”.

En el texto, también le pide a la Virgen que “renazcan los valores que denigramos y arrancamos” y que fueron sustituidos por la fidelidad a la ideología y al Partido Comunista. El sacerdote resalta que fue esta “fidelidad” la que arrasó de la isla “la verdad, la solidaridad, la hermandad e incluso a la familia”. 

Asimismo agrega: “Lo importante era que toda actitud fuera una alabanza y un respaldo al único pensamiento permitido, hasta tal punto que, por esa fidelidad, le dimos la bienvenida al odio, a la violencia, a la mentira, al espionaje entre hermanos, a la delación y llegamos incluso a disfrazar la envidia y la venganza de pasión y coherencia”.

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El sacerdote le pide a “Cachita”, como la llaman cariñosamente a la Virgen de la Caridad, que en Cuba se recupere el “sentido de la verdad”, que se perdió cuando la sociedad cubana empezó a vivir de las apariencias, de mentirse a sí misma para sobrevivir, sobresalir y para “escalar hacia los sitios donde se hacía imposible llegar a través del mérito real y la honestidad necesaria”. Y remarca la necesidad que tiene el país de quitarse de encima “tanta mentira oficial omnipresente, tanta falsedad institucionalizada y tanta farsa que solamente sirve para alimentar la parálisis social”.

El P. Reyes cree que todo esto sólo lo puede recibir un pueblo que abra su corazón a Dios y que, a partir de eso, cada uno de los cubanos reconozca en el otro a un hermano. Un pueblo que sea capaz de “transformar Babel en Pentecostés”, es decir, en una experiencia de diálogo, comprensión, libertad, comunión y de preocupación sincera por el otro. “De voluntad real de bienestar para todos, de un amor que disipa los miedos”.

El sacerdote concluye con una oración: “Ven, Madre María, ven, Virgen de la Caridad, y extiende tu manto sobre esta tierra que huyó de Dios y construyó una pesadilla de infierno. Ven, y tráenos con tu intercesión la bondad, la libertad, la justicia y la verdad. Ven, y llévanos a tu Hijo para que podamos salir de este valle de huesos secos”.

Reina y Patrona de Cuba

Por pedido de los veteranos de la guerra de Independencia, la Virgen de la Caridad del Cobre fue declarada Patrona de Cuba por el Papa Benedicto XV en 1916.

Asimismo, fue coronada por San Juan Pablo II como Reina y Patrona de la isla el sábado 24 de enero de 1998, durante la Santa Misa que celebró en su visita apostólica a Santiago de Cuba.

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La tradición cuenta que en los primeros años del siglo XVII, dos indígenas y un niño negro esclavo de aproximadamente diez años salieron en busca de sal desde Barajagua a la bahía de Nipe. Los dos indígenas se llamaban Juan de Hoyos y Rodrigo de Hoyos, y el niño, Juan Moreno. Se los recuerda como "los tres Juanes".

Estas tres personas que trataban de encontrar sal sólo pudieron llegar hasta la mitad de la Bahía de Nipe, a Cayo Francés, donde acamparon para refugiarse de una tormenta que se avecinaba.

Pasado el temporal, reanudaron su viaje rumbo a las salinas de la costa. Pero de repente vieron venir un objeto blanco que flotaba sobre las olas y se les acercaba lentamente. Al principio creyeron que era un ave marina o ramas secas. Sin embargo, aproximándose, descubrieron que se trataba de una imagen de la Virgen María con el Niño. La tabla en donde estaba la pequeña estatua tenía una inscripción que decía: "Yo soy la Virgen de la Caridad", y según se cuenta, a pesar de la tormenta y del movimiento de las olas, ni la imagen de la Virgen, ni su ropa estaban mojadas.

A petición de los veteranos de la guerra de Independencia fue declarada patrona de Cuba por Benedicto XV en 1916 y se fijó su festividad para el 8 de septiembre.

Durante más de tres siglos la imagen de la Virgen ha permanecido en su Santuario del Cobre. Con los años se comenzó a construir un templo de mayor tamaño, que fue inaugurado solemnemente el día 8 de septiembre de 1927. En 1977, el Papa San Pablo VI lo elevó a la categoría de Basílica.


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