Como cada 7 de agosto, una multitud de fieles acudió al Santuario de San Cayetano, en Buenos Aires, con el propósito de pedir la intercesión del Santo para que en la mesa de los argentinos no falte el pan, y que todos puedan tener un trabajo digno.
Este año, los peregrinos comenzaron a llegar durante el domingo, para aguardar a la apertura del santuario, que se produjo a las 00:00 horas del lunes, mientras la banda de la Policía interpretaba el Himno Nacional.
Es tradición que la Misa central esté presidida por el Arzobispo de Buenos Aires. En su momento, era una cita obligada para el Cardenal Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco, que gustaba mucho de acercarse al barrio de Liniers y compartir la Eucaristía con aquellos que ruegan por encontrar trabajo.