Un día como hoy hace 200 años, en la noche 15 de julio de 1823, la Basílica romana San Pablo de Extramuros sufrió un gran incendio que destruyó por completo el templo.
El accidente se debió a la negligencia de un trabajador que estaba reparando el techo principal. De todas las iglesias de Roma, ésta, exclusivamente, había conservado su carácter primitivo durante 1435 años.
Tras lo ocurrido, el Papa León XII hizo un llamamiento a todos los fieles para colaborar en la reconstrucción de la Basílica tal y como era antes de las llamas.