San Pío X, Papa (Memoria)

agosto 21, 2021

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Rut 2:1-3, 8-11; 4:13-17

    2
    1Noemí tenía por parte de su marido un pariente de la familia de Elimélec llamado Booz, hombre fuerte y poderoso.
    2Rut, la moabita, dijo a Noemí:
    —¿Me das tu permiso para ir al campo a espigar tras aquel que me mire con benevolencia? Ella le respondió: —Vete, hija mía.
    3Fue, pues, a un campo y se puso a espigar detrás de los segadores. Pero he aquí que la suerte la condujo casualmente a la parcela del campo de Booz, que era de la familia de Elimélec.
    8Y Booz dijo a Rut:
    —Escucha, hija mía. No vayas a espigar en otro campo; no hace falta que te salgas de éste; únete a mis muchachas.
    9Fíjate en qué campo van a segar y síguelas. He dado orden de que no te molesten; y si tienes sed, toma los botijos y bebe del agua que saquen los criados.
    10Entonces ella se postró rostro en tierra y le respondió:
    —¿Cómo es que he encontrado gracia a tus ojos y te has fijado en mí, que soy extranjera?
    11Booz le contestó diciendo:
    —Me han contado con detalle todo lo que has hecho por tu suegra tras la muerte de su marido; que dejaste a tu padre, a tu madre y a tu tierra natal y te marchaste a un pueblo que no conocías.
    4
    13Booz tomó, pues, a Rut como esposa. Se llegó a ella y el Señor le otorgó concebir y dar a luz un hijo.
    14Las mujeres decían a Noemí:
    —¡Bendito sea el Señor que hoy no te ha privado de un goel que sea renombrado en Israel!
    15Él es quien reconfortará tu espíritu y sostendrá tu vejez, pues ha nacido de tu nuera, que te ama y que es mejor para ti que siete hijos.
    16Noemí tomó al niño, lo acogió en su regazo y le hizo de aya.
    17Las vecinas le pusieron nombre y decían:
    —¡Le ha nacido un hijo a Noemí! Lo llamaron con el nombre de Obed. Él es el padre de Jesé, padre de David.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 128:1-5

    1Canto de las subidas.
    Dichoso el que teme al Señor y anda por sus caminos.
    2Del trabajo de tus manos comerás;
    serás dichoso, y te irá bien.
    3Tu mujer será como viña fecunda
    paredes adentro de tu casa. Tus hijos, como brotes de olivos, en torno a tu mesa.
    4Pues así es bendecido
    el hombre que teme al Señor.
    5Que el Señor te bendiga desde Sión.
    Que veas el bienestar de Jerusalén todos los días de tu vida.

  • Evangelio

    Mateo 23:1-12

    1Entonces Jesús habló a las multitudes y a sus discípulos
    2diciendo:
    —En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos.
    3Haced y cumplid todo cuanto os digan; pero no obréis como ellos, pues dicen pero no hacen.
    4Atan cargas pesadas e insoportables y las echan sobre los hombros de los demás, pero ellos ni con uno de sus dedos quieren moverlas.
    5Hacen todas sus obras para que les vean los hombres. Ensanchan sus filacterias y alargan sus franjas.
    6Anhelan los primeros puestos en los banquetes, los primeros asientos en las sinagogas
    7y que les saluden en las plazas, y que la gente les llame rabbí.
    8Vosotros, al contrario, no os hagáis llamar rabbí, porque sólo uno es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.
    9No llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque sólo uno es vuestro Padre, el celestial.
    10Tampoco os dejéis llamar doctores, porque vuestro doctor es uno sólo: Cristo.
    11Que el mayor entre vosotros sea vuestro servidor.
    12El que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado.

  • Primera Lectura

    1 Tesalonicenses 2:2-8

    2sino que, como sabéis, después de haber padecido sufrimientos e injurias en Filipos, tuvimos confianza en nuestro Dios para predicaros el Evangelio de Dios en medio de muchos combates.
    3Nuestra exhortación no procede, por eso, del error ni de la impureza, ni es engañosa.
    4Al contrario, ya que Dios nos ha encontrado dignos de confiarnos el Evangelio, hablamos no como quien busca agradar a los hombres, sino a Dios, que ve el fondo de nuestros corazones.
    5Como sabéis, nunca nos hemos movido con palabras aduladoras, ni por avaricia disimulada —Dios es testigo—,
    6ni buscando gloria humana, ni de vosotros ni de nadie.
    7Aunque, como apóstoles de Cristo, podríamos haber impuesto el peso de nuestra autoridad, sin embargo nos comportamos con dulzura entre vosotros. Como una madre que da alimento y calor a sus hijos,
    8así, movidos por nuestro amor, queríamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino incluso nuestras propias vidas, ¡tanto os llegamos a querer!

  • Salmo Responsorial

    Salmo 89:2-5, 21-22, 25, 27

    2Las misericordias del Señor cantaré eternamente;
    de generación en generación anunciaré con mi boca tu fidelidad.
    3Pues he dicho:
    «La misericordia está edificada para siempre; tu fidelidad está firme en los cielos».
    4«Una alianza sellé con mi elegido,
    juré a David, mi siervo:
    5“Afirmaré tu descendencia para siempre,
    construiré tu trono por todas las generaciones”». (Pausa)
    21He hallado a David, mi siervo,
    lo he ungido con mi óleo santo.
    22Mi mano estará firme con él,
    mi brazo le hará fuerte.
    25Con él estarán mi fidelidad y misericordia,
    y en mi Nombre será exaltado su poder.
    27Él me invocará: “Tú eres mi Padre,
    mi Dios, la Roca de mi salvación”.

  • Evangelio

    Juan 21:15-17

    15Cuando acabaron de comer, le dijo Jesús a Simón Pedro:
    —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Le respondió: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dijo: —Apacienta mis corderos.
    16Volvió a preguntarle por segunda vez:
    —Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Le respondió: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dijo: —Pastorea mis ovejas.
    17Le preguntó por tercera vez:
    —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció porque le preguntó por tercera vez: «¿Me quieres?», y le respondió: —Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero. Le dijo Jesús: —Apacienta mis ovejas.