Santa Margarita María Alacoque, Virgen (Memoria Libre)

octubre 16, 2019

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Romanos 2:1-11

    1Por eso, tú que juzgas, quienquiera que seas, eres inexcusable; porque en lo que juzgas a otro te condenas a ti mismo, ya que tú, el que juzgas, haces lo mismo.
    2Pues sabemos que Dios condena según la verdad a los que hacen esas cosas.
    3¿Y tú, hombre que juzgas a los que hacen las mismas cosas que tú, piensas que escaparás al juicio de Dios?
    4¿O es que desprecias las riquezas de su bondad, paciencia y longanimidad, y no sabes que la bondad de Dios te lleva a la penitencia?
    5Tú, sin embargo, con tu dureza y con tu corazón que no se quiere arrepentir, atesoras contra ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,
    6el cual retribuirá a cada uno según sus obras:
    7la vida eterna para quienes, mediante la perseverancia en el buen obrar, buscan gloria, honor e incorrupción;
    8la ira y la indignación, en cambio, para quienes, con contumacia, no sólo se rebelan contra la verdad, sino que obedecen a la injusticia.
    9Tribulación y angustia para todo hombre que obra el mal, primero para el judío y luego para el griego.
    10Gloria, en cambio, honor y paz a todo el que obra el bien, primero para el judío, luego para el griego;
    11porque delante de Dios no hay acepción de personas.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 62:2-3, 6-7, 9

    2Sólo en Dios está el descanso, alma mía,
    de Él viene mi salvación.
    3Sólo Él es mi roca y mi salvación,
    mi alcázar: ya no podré vacilar.
    6Sólo en Dios está el descanso, alma mía,
    porque de Él viene mi esperanza.
    7Sólo Él es mi roca y mi salvación
    mi alcázar: no podré vacilar.
    9Confiad en Él, comunidad entera del pueblo,
    desahogad vuestro corazón en su presencia: Dios es nuestro refugio.

  • Evangelio

    Lucas 11:42-46

    42Pero, ¡ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, pero despreciáis la justicia y el amor de Dios! ¡Hay que hacer esto sin descuidar lo otro!
    43»¡Ay de vosotros, fariseos, porque apetecéis los primeros asientos en las sinagogas y que os saluden en las plazas!
    44»¡Ay de vosotros, que sois como sepulcros disimulados, sobre los que pasan los hombres sin saberlo!
    45Entonces, cierto doctor de la Ley, tomando la palabra, le replica:
    —Maestro, diciendo tales cosas nos ofendes también a nosotros.
    46Pero él dijo:
    —¡Ay también de vosotros, los doctores de la Ley, porque imponéis a los hombres cargas insoportables, pero vosotros ni con uno de vuestros dedos las tocáis!

  • Primera Lectura

    Efesios 3:14-19

    14Por este motivo, me pongo de rodillas ante el Padre,
    15de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,
    16para que, conforme a las riquezas de su gloria, os conceda fortaleceros firmemente en el hombre interior mediante su Espíritu.
    17Que Cristo habite en vuestros corazones por la fe, para que, arraigados y fundamentados en la caridad,
    18podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad;
    19y conocer también el amor de Cristo, que supera todo conocimiento, para que os llenéis por completo de toda la plenitud de Dios.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 23:1-6

    1Salmo. De David.
    El Señor es mi pastor, nada me falta.
    2En verdes prados me hace reposar;
    hacia aguas tranquilas me guía;
    3reconforta mi alma,
    me conduce por sendas rectas por honor de su Nombre.
    4Aunque camine por valles oscuros,
    no temo ningún mal, porque Tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me sosiegan.
    5Preparas una mesa para mí
    frente a mis adversarios. Unges con óleo mi cabeza, mi copa rebosa.
    6Tu bondad y misericordia me acompañan
    todos los días de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor por dilatados días. 

  • Evangelio

    Mateo 11:25-30

    25En aquella ocasión Jesús declaró:
    —Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y las has revelado a los pequeños.
    26Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
    27Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo.
    28»Venid a mí todos los fatigados y agobiados, y yo os aliviaré.
    29Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas:
    30porque mi yugo es suave y mi carga es ligera.