Santa Teresa de Jesús, Virgen, Doctora de la Iglesia (Memoria)

octubre 15, 2019

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Romanos 1:16-25

    16No me avergüenzo del Evangelio, porque es una fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree, del judío en primer lugar y también del griego.
    17Pues en él se revela la justicia de Dios de la fe hacia la fe, como está escrito: El justo vivirá de la fe.
    18En efecto, la ira de Dios se revela desde el cielo sobre toda impiedad e injusticia de los hombres que tienen aprisionada la verdad en la injusticia.
    19Porque lo que se puede conocer de Dios es manifiesto en ellos, ya que Dios se lo ha mostrado.
    20Pues desde la creación del mundo las perfecciones invisibles de Dios —su eterno poder y su divinidad— se han hecho visibles a la inteligencia a través de las cosas creadas. De modo que son inexcusables,
    21porque habiendo conocido a Dios no le glorificaron como Dios ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos y se oscureció su insensato corazón:
    22presumiendo de sabios se hicieron necios
    23y llegaron a transferir la gloria del Dios incorruptible a imágenes que representan al hombre corruptible, y a aves, a cuadrúpedos y a reptiles.
    24Por eso Dios los abandonó a los malos deseos de sus corazones, a la impureza con que deshonran entre ellos sus propios cuerpos:
    25cambiaron la verdad de Dios por la mentira y dieron culto y adoraron a la criatura en lugar del Creador, que es bendito por los siglos. Amén.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 19:2-5

    2Los cielos pregonan la gloria de Dios
    y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
    3Un día le anuncia el mensaje al otro día
    y una noche le da la noticia a la otra noche.
    4Sin discurso, sin palabras
    sin que se oiga su voz,
    5se esparce su rumor por toda la tierra,
    y su pregón hasta los confines del orbe. En éstos ha puesto una tienda para el sol.

  • Evangelio

    Lucas 11:37-41

    37Cuando terminó de hablar, cierto fariseo le rogó que comiera en su casa. Entró y se puso a la mesa.
    38El fariseo se quedó extrañado al ver que Jesús no se había lavado antes de la comida.
    39Pero el Señor le dijo:
    —Así que vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, pero por dentro estáis llenos de rapiña y de maldad.
    40¡Insensatos! ¿Acaso quien hizo lo de fuera no ha hecho también lo de dentro?
    41Dad, más bien, limosna de lo que guardáis dentro, y así todo será límpio para vosotros.

  • Primera Lectura

    Romanos 8:22-27

    22Pues sabemos que la creación entera gime y sufre con dolores de parto hasta el momento presente.
    23Y no sólo ella, sino que nosotros, que poseemos ya los primeros frutos del Espíritu, también gemimos en nuestro interior aguardando la adopción de hijos, la redención de nuestro cuerpo.
    24Porque hemos sido salvados por la esperanza. Ahora bien, una esperanza que se ve no es esperanza; pues ¿acaso uno espera lo que ve?
    25Por eso, si esperamos lo que no vemos, lo aguardamos mediante la paciencia.
    26Asimismo también el Espíritu acude en ayuda de nuestra flaqueza: porque no sabemos lo que debemos pedir como conviene; pero el mismo Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables.
    27Pero el que sondea los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, porque intercede según Dios en favor de los santos.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 19:8-11

    8La Ley del Señor es perfecta; reconforta el alma.
    El mandato del Señor es firme, instruye al sencillo.
    9Los preceptos del Señor son rectos,
    alegran el corazón. Los mandamientos del Señor son puros, dan luz a los ojos.
    10El temor del Señor es limpio,
    dura por siempre. Los juicios del Señor son veraces, son enteramente justos,
    11más preciosos que el oro, que el oro más fino,
    más dulces que la miel que destila el panal.

  • Evangelio

    Juan 15:1-8

    1»Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador.
    2Todo sarmiento que en mí no da fruto lo corta, y todo el que da fruto lo poda para que dé más fruto.
    3Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado.
    4Permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí.
    5Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada.
    6Si alguno no permanece en mí es arrojado fuera, como los sarmientos, y se seca; luego los recogen, los arrojan al fuego y arden.
    7Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y se os concederá.
    8En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto y seáis discípulos míos.