El P. Claude Paradis fue un indigente en las calles de Montreal en Canadá y vivía inmerso en el alcohol y las drogas. Ahora tiene un apostolado para ayudar física y espiritualmente a los sin techo, mujeres dedicadas a la prostitución y a los presos.
"La calle me llevó a la Iglesia, y la Iglesia finalmente me trajo de vuelta a la calle", dijo el sacerdote al periódico Journal Metro.
En el pasado diciembre y como una muestra de su cercanía y solidaridad con los sin techo, el presbítero decidió dormir durante todo el mes en la calle y atender a la gente con solidaridad y caridad. Su idea de acompañar a la gente en esa difícil situación buscaba mostrar que se puede salir de la miseria y encontrar un sentido a la vida.