¡Si! Ellos están consagrados al servicio de los enfermos de Covid19, ese terrible flagelo que asola a la humanidad en estos momentos. Ellos se arriesgan para curar y salvar las vidas de quienes los necesitan en esta hora terrible de la historia mundial. También los médicos y personal de enfermería, y quienes trabajan en los centros de salud realizan una magnífica labor, y merecen nuestro reconocimiento.
En Roma hay en estos días un grupo de monjas de la Compañía de la Cruz, congregación religiosa de origen español, que están atendiendo especialmente a enfermos ancianos abandonados, indigentes e inmigrantes ilegales. Y es conocido también el ejemplo de Sor Sienna, Misionera de la Madre Teresa de Calcuta, quien ha fallecido hace pocos días en el Reino Unido por atender enfermos graves de coronavirus.
Hay también especialmente en Italia, una gran cantidad de sacerdotes fallecidos por Covid19, muchos de los cuales se contagiaron atendiendo a los enfermos de esa peste mortal. También hay una cantidad inmensa de laicos, personal de la salud, hombres y mujeres, también en nuestra América Latina, que están generosamente atendiendo a los enfermos de esta peste. ¡Dios bendiga a todos esos hombres y mujeres abnegados! Ellos, llenos de amor por Cristo, viéndolo en los enfermos, están dando la vida por sus semejantes. Son un ejemplo para todos nosotros, sacerdotes, religiosos y laicos.
Que el testimonio de San Damián y de estos sacerdotes, religiosos y laicos, héroes del Covid19, nos mueva a sentirnos más cerca de Dios, y a servir con generosidad a todos nuestros hermanos.