Además, el Papa Francisco recordó que "los muchos mártires cristianos de diversas denominaciones -¡cuántos ha habido en los últimos años en Oriente Medio y en todo el mundo!" que "ahora forman un solo cielo repleto de estrellas, que indica el sendero a los que caminan por los desiertos de la historia. Tenemos la misma meta; todos estamos llamados a la plenitud de la comunión en Dios".
"Queridos amigos, preguntémonos a nosotros mismos cómo vamos haciendo este camino. Yo, pastor, ministro, fiel, ¿soy dócil a la acción del Espíritu? ¿Vivo el ecumenismo como una carga, como un compromiso adicional, como un deber institucional, o como el anhelo urgente de Jesús de que lleguemos a ser uno, como una misión que brota del Evangelio?", cuestionó el Papa.
En este sentido, el Santo Padre destacó "la asistencia ofrecida a los hermanos y hermanas que llegan; en una presencia cristiana que, en la humildad de cada día, da testimonio, en los ambientes de trabajo, de comprensión y paciencia, de alegría y mansedumbre, de benevolencia y de espíritu de diálogo. En una palabra, de paz".
"Nuestro testimonio no es tanto un discurso que se realiza con palabras, sino que se muestra con hechos; la fe no es un privilegio que se ha de reclamar, sino un don que se debe compartir", concluyó el Papa Francisco.