No pudo asistir el Papa Francisco, quien días antes envió una carta a Argüello en la que expresaba su "vivo aprecio por la obra de anuncio del Evangelio desarrollada a través de esta manifestación musical". Asimismo, Benedicto XVI envió un saludo en el que expresaba su deseo de participar por petición de Francisco pero revelaba al mismo tiempo que a causa de su salud no le sería posible. "Me ha tocado profundamente el hecho de que el Papa Francisco desee que asista yo a esta Celebración Sinfónico-Catequética", escribe el Papa emérito. "De una parte la idea del Santo Padre es para mí casi un deber, pero de la otra debo confesar que mi estado de salud hace imposible que asista". "Créame que no me es fácil decir 'no'", dice en la misiva. No obstante, "espiritualmente estaré con ustedes en ese momento". En la carta expresaba también su admiración por las cualidades musicales de Argüello: "admiro su capacidad musical, recordándome con alegría y gratitud la ejecución de su sinfonía en Auschwitz".
Y es que "El Sufrimiento de los Inocentes" ha sido interpretada ya en multitud de países y lugares, como Nueva York, Chicago, Jerusalén, Fukushima (Japón), Budapest, Madrid o ante la llamada "Puerta de la Muerte" de este campo de concentración de los nazis en Polonia.
La Celebración inició con unas palabras de Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización y organizador del Jubileo de la Misericordia, quién habló de la importancia de tener presente a los "inocentes del mundo actual" y destacó el valor de este evento para la Iglesia.