Tres expertos en íconos, historia y arte explican el origen y la evolución de lo que actualmente se conoce como la cara de Cristo: el rostro de cabello largo, barba y mirada intensa del que hay actualmente múltiples representaciones.
Aunque los evangelios, los libros de la Biblia que narran la vida de Cristo, no se refieren de manera específica a su apariencia, el origen de lo que hoy se conoce se remonta a las primeras comunidades cristianas, que debieron ocultarse en las catacumbas ante la persecución en el Imperio Romano.
El P. Sergio Mercanzin, experto en íconos, explicó al programa Vaticano de EWTN que las primeras imágenes de Cristo se encontraron "en las catacumbas de Roma".