El Papa Francisco ofreció su primer discurso público en Myanmar (la antigua Birmania), a las autoridades la sociedad civil y el cuerpo diplomático, a los que pidió dejar a un lado las diferencias porque crean división, y pidió respetar a las diferentes etnias del país.
"La sabiduría de los antiguos ha definido la justicia como la voluntad de reconocer a cada uno lo que le es debido, mientras que los antiguos profetas la consideraban como la base de una paz verdadera y duradera", dijo durante su discurso.
Francisco subrayó que el futuro del país debe "ser la paz", basada "en el respeto de la dignidad y de los derechos de cada miembro de la sociedad, en el respeto por cada grupo étnico y su identidad, en el respeto por el estado de derecho y un orden democrático que permita a cada individuo y a cada grupo -sin excluir a nadie- ofrecer su contribución legítima al bien común", afirmó en clara alusión al conflicto con la etnia de los llamados rohinyá.