"También hoy esta fuerza produce fruto en los surcos de nuestra historia, marcada por tantas injusticias y violencias. Trae frutos de esperanza y dignidad donde hay miseria y exclusión, donde hay hambre y falta trabajo, a los prófugos y refugiados -tantas veces rechazados por la cultura actual del descarte-, a las víctimas del narcotráfico, de la trata de personas y de las distintas formas de esclavitud de nuestro tiempo".
El Papa pidió paz "para el mundo entero", comenzando por "la amada y martirizada Siria, cuya población está extenuada por una guerra que no tiene fin". "Que la luz de Cristo resucitado ilumine en esta Pascua las conciencias de todos los responsables políticos y militares, para que se ponga fin inmediatamente al exterminio que se está llevando a cabo, se respete el derecho humanitario y se proceda a facilitar el acceso a las ayudas que estos hermanos y hermanas nuestros necesitan urgentemente, asegurando al mismo tiempo las condiciones adecuadas para el regreso de los desplazados", oró.
Sobre Tierra Santa, "que en estos días también está siendo golpeada por conflictos abiertos que no respetan a los indefensos", así como "para Yemen y para todo el Oriente Próximo", rezó con el fin de que "el diálogo y el respeto mutuo prevalezcan sobre las divisiones y la violencia".