Un detalle poco conocido de la Basílica de Guadalupe es el atentado con una bomba que sufrió la imagen de la Virgen en los primeros años del siglo XX, y cómo un crucifijo la protegió y recibió el impacto de la explosión.
Se le conoce como el "Santo Cristo del Atentado", y producto de la explosión el crucifijo quedó retorcido.
La imagen se conserva hoy en la parte posterior de la Basílica de Guadalupe, junto a la historia y la foto que se tomó tras el atentado.