Anderson dijo que "no es realista para el movimiento provida esperar que el éxito de todo el movimiento en Canadá provenga de un grupo muy pequeño de parlamentarios".
"Creo que el impulso para el cambio debe provenir de un gran grupo de la población canadiense. Algunos gobiernos se muestran reacios a abordar este tema, probablemente porque es un tema muy polémico, y generalmente los gobiernos no van a involucrarse en problemas en los que no van a obtener algún tipo de acuerdo claro sobre el camino a seguir", agregó.
Harder también dijo que el cambio debe venir de los ciudadanos canadienses, especialmente a través de comunicación y diálogo extensos.
"No creo que podamos obligar a las personas a hacer nada. Creo que los canadienses tienen la oportunidad de valorar a los recién nacidos, la oportunidad de compartir sus creencias y participar en un diálogo productivo", indicó.
"Creo que a través de ese compromiso, se puede lograr una mayor educación y se puede producir una comprensión más profunda, con respecto al valor del nacimiento antes de nacer. Y a medida que esas conversaciones tienen lugar, y se crea una mayor comprensión, creo que la cultura puede cambiar. Pero esto es una cuestión del corazón humano y la conciencia más que nada", concluyó Harder.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.